Por Paulo Domic.

Nuevamente en el marco de In-Edit, 16° Festival Internacional de Cine y Documental Musical, pudimos ver este documental sobre Rockfield, el célebre estudio de grabación ubicado en una granja de la campiña de Gales que ha sido el lugar de nacimiento de una gran cantidad de discos inmortales de la historia del rock. Dirigido por Hannah Berryman, documentalista británica, este material de 90 minutos editado este 2020, relata con un enfoque cómico y desde la voz de sus propios protagonistas y tremendos artistas entrevistados, una historia bastante desconocida y sabrosa.

Los hermanos Kingsley y Charles Ward nacieron en esa granja y la expectativa de sus padres era que ellos continuaran con la crianza de animales y la comercialización de esos productos. Sin embargo, ambos conocieron el rock en el colegio y eso cambió totalmente las expectativas sobre el futuro que deseaban construir para ellos. Con esfuerzo y a pulso, lograron erigir uno de los primeros estudios de grabación privados. Las disqueras tenían sus instalaciones profesionales y tener un estudio en una casa era impensado. Sin embargo, ellos perseveraron y entre la calidad de las instalaciones que lograron y el ambiente hogareño en el que literalmente las bandas vivían junto a ellos y sus familias, consolidaron un lugar donde se grabaron grandes testimonios de la historia del rock. El primer estudio residencial del que se tenga registro.

Cuando llega Black Sabbath a Rockfield, arriba por primera vez a la granja una banda con el sonido que ha hecho más famoso al estudio: el hard rock. Una historia muy singular que es contada por importantes miembros del grupo. Un lugar perfecto para los oriundos de Birmingham, que sólo ahí tuvieron la oportunidad de tocar a máximo volumen y forjar el sonido del heavy metal del cual son padres. Otro relato interesante es alrededor de Hawkwind, que fueron a grabar cuando Lemmy Killmister, posteriormente líder de Motörhead, era parte de la banda y llevó consigo mucho más que sus instrumentos.

La fama del estudio sólo fue al alza y fueron muchos los artistas que ahí forjaron sus canciones que los llevaron al número uno. Si vieron la película Bohemian Rhapsody, recordarán el lugar donde grabaron A Night At The Opera, donde figura esa obra maestra de Queen. Rockfield fue el lugar donde Freddie Mercury dio los últimos arreglos y finalmente grabó ese clásico indiscutido no solo del rock, sino de la música popular del mundo.

A través del documental podemos observar como la granja fue evolucionando, mejorando sus instalaciones, transformando establos en equipados recintos de grabación y recibiendo bandas nuevas que traían las expresiones de las nuevas tendencias. Podemos disfrutar de las anécdotas increíbles de cómo se transformó también en lugar de encuentro de muchas estrellas que en paralelo estaban ahí trabajando en los distintos estudios disponibles y que ello permitió colaboraciones que en otro contexto no se hubieran dado. Sin embargo, de acuerdo pasó el tiempo, los estudios residenciales cada vez se hicieron más comunes y, por otro lado, la evolución hacia la música electrónica requirió cada vez menos espacios grandes para grabar. No todos fueron buenos tiempos.

Pero con los 90 y los 2000, nombres como Oasis, The Charlatans, The Stone Roses y Coldplay, hicieron renacer a Rockfield y lo llenaron nuevamente de vida musical y artística. Hoy, pese a que la tecnología le da a cualquier notebook un potencial de estudio de grabación, los estudios residenciales siguen siendo lugares únicos donde se puede vivir una experiencia de creación completa. Donde la relación de las bandas, el estar juntos día y noche, agrega valor al producto artístico. Y hoy Rockfield, además de eso, entrega a sus clientes la leyenda de 5 décadas recibiendo a los más grandes artistas de la música popular, siendo cuna de discos fundamentales y que han marcado a miles de millones de personas en el mundo entero.

Este documental es un valioso trabajo que cuenta con testimonios invaluables de personajes claves en la historia de la música. Y entrega mucho valor al proceso creativo colectivo, como fórmula importante para dar vida a música con una esencia distinta. Hoy por hoy, cada quien en su casa, mandando correos electrónicos, son una opción para sacar un disco de sonido tan perfecto como el grabado en el mejor estudio. Pero carentes de la magia especial que sólo la creación conjunta hecha en un contexto de paz y de inspiración. La vorágine del día a día y la ausencia de tiempo conspiran contra la creatividad, pero aún hay lugares como Rockfield donde es posible desconectarse de la locura planetaria y centrarse en el disfrute del aquí y el ahora, para plasmarlo como insumo principal en una nueva canción que, quién sabe, puede cambiar al mundo.