24 de marzo 2023.

Por Rocío Belen
Fotografías por Javier Martínez

Tras haber suspendido el encuentro tres veces, los finlandeses volvieron a nuestro país para entregarnos una dosis de power metal puro y duro cargado de nostalgia, con clásicos de ayer y hoy, en una velada intensa y calurosa en los pies del Teatro Caupolicán este pasado viernes 24 de Abril.

Siendo las 19:55 se apagan las luces comenzando el ritual tribal de Austral, banda chilena que ha dado mucho que hablar los últimos meses. Abre el show “Etnia” con un poderoso juego de percusiones, conectando automáticamente con el público. Le sigue “Newen” con todo el trote clásico folk chileno, que le hace honor a la comprometida puesta en escena de la banda, quienes visten de guerreros tribales, con ciertos elementos autóctonos reconocibles como pieles y lanillas, sumado al maquillaje minimal geométrico que cierra el look patagónico de los nacionales. El potente carraspeo de Nicolás Araya saca aplausos entre la gente y da paso a “Atsowen” entre flautas y performances, acompañados de dos bailarines que continúan en el escenario en “Premonición”, donde aluden a la cultura Selk’Nam entre saltos y gritos del público. Para cerrar el ritual, suena “Casería” donde la tribu se hace presente y los más fanáticos cantan a todo pulmón, cerrando una presentación impecable de principio a fin dejando a la gente pidiendo otra canción, cosa que no sucede muy a menudo cuando de teloneros nacionales se trata. Siempre es satisfactorio ver como bandas locales se van abriendo paso y van arrasando con los escenarios cada vez que tienen la misión de abrir un show internacional, y en esta oportunidad Austral quedó con un Caupolicán completo a sus pies.

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Nueve de la noche y entre luces azules se prepara el público al compás de “Monty Python” (cosa que recuerda automáticamente a las caminatas de rebaño post Iron Maiden), dejando cada vez más ansiosos a los lobos hambrientos que desentrañan su furia apenas comienza, “The wolves die young”, sonando apretadísimos desde el minuto cero, saliendo a escena con una energía brutal y cautivadora. Nos recuerdan que han pasado 3 años desde la última vez que deberían haber pisado nuestro país, para dar paso a “The last amazing grays” dejándonos apreciar ese equilibrio entre el peso de las percusiones y los sintetizadores brillantes, es simplemente hermoso. Sabemos que se viene una noche intensa. Con una intro nostálgica de cuerdas y voces comienza “Storm the armada”, con un solo de bajo de Pasi Kauppinen que desató los gritos en la audiencia. Una de las favoritas definitivamente fue “Paid in Full”, clásico del Unia de 2007 que fue coreada de principio a fin, donde el frío finlandés se convirtió en rojo fuego entre coros y un ovacionado solo de keytar a manos de Henrik Klingenberg. Se redireccionan las luces hacia el centro y con una emotiva atmósfera suena “Sing in Silence”, volviendo inmediatamente a 1999 con “Kingdom for a heart” donde la antítesis de hace presente y nos recuerda que Sonata Arctica es un viaje constante que sube y baja, juega con tus emociones desde lo más profundo haciéndote sentir que puedes ser un cachorro indefenso pero también un asesino de jauría. Tras la dupleta de clásicos es momento de bailar un vals junto a “Caleb” donde desde las fronteras de la cancha se apreció una maravillosa escena de influencia poderosa donde los finlandeses hipnotizaron a más de 5.000 personas en Santiago moviendo los brazos al compás de la canción dejándonos una escena para el recuerdo.

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Pasando a algo más intenso, “Closer to an animal” resuena con Power Metal puro y duro, ese que nos acerca a nuestra bestia interna y nos recuerda que no somos más que animales. De depredadores a presas, suena “Black Sheep” con un solo intermedio armonizado a trío de Pasi Kauppinen, Elias Viljanen y Henrik Klingenberg que no es más que miel para los oídos. Desde ahora en adelante fue una racha sólida de clásicos, comenzando con “Broken” donde el aullido nacional se escuchó fuerte e intenso para oscilar energías nuevamente con “I have a right” que comienza acapella, un canto alzado hacia la luz entre puños en son de guerra. De “Tallulah” no hay mucho que decir, simplemente una canción que conquista y rompe corazones de principio a fin y sin duda una de las más coreadas de la noche. Sabemos que “Full Moon” es una de las más esperadas, y los nórdicos también son conscientes de que la energía que irradia en esta canción es incomparable, haciendo pausas para escuchar el aullido del público en medio de los coros, sólo porque son Sonata, y pueden.

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Tras un breve encore llega la última patita de intensidad y energía de la noche con “In the cage”, canción más para entendidos fanáticos de los primeros discos. Tony cierra el show con un mensaje de despedida donde destaca que compartimos el amor por la música, que transmitimos de generación en generación algo que es único. Agradece de corazón a cada uno de los asistentes y con un el explosivo retumbe de los tarros de Tommy Portimo se despiden con “Don’t say a word”, cerrando con un apoteósico jam por y para los fans, dándole un toque distinto a lo que acostumbramos ver por estos lados.

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Sin duda alguna Sonata Arctica es una banda que conoce perfectamente a su público, lo que le gusta, lo que disfruta, lo que le hace reír, lo que le hace llorar, saben que acá en Chile tienen un espacio que podrán llenar cada vez que vengan, eclipsando a una fanaticada fiel, aguerrida, constante, paciente y llena de energía para entregar mutuamente. La noche de los lobos árticos fue redondita, potente, explosiva, emotiva y brutalmente cautivadora para los amantes del Power Metal. Poderosa cual luna llena iluminando la ciudad.

Setlist:
The Wolves Die Young
The Last Amazing Grays
Storm the Armada
Paid In Full
Sing in Silence
Kingdom For a Heart
Caleb
Closer to an Animal
Black Sheep
Broken
I Have a Right
Tallulah
Full Moon
The Cage
Don’t Say a Word

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