Stone Temple Pilots y Bush en el Teatro Caupolicán: La magia está más viva que nunca
21 de febrero 2019.

Por Sebastián Allende.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Corría 1996, Stone Temple Pilots lanzaba Tiny Music… Songs from the Vatican Gift Shop, su tercer disco que confirmaba el carácter de banda grande con un buen disco que los mantenía en el top de las listas con canciones como “Big Bang Baby” que se alzaba en el #1 en el Mainstream Rock Tracks de Billboard. En la otra vereda, los británicos de Bush se reunían con el productor Steve Albini para grabar y posteriormente lanzar su segundo LP Razorblade Suitcase, el que se transformaría en un súper ventas y catapultaría a los dirigidos por Gavin Rossdale como una de las bandas más influyentes de esos años.

Año 2019 y mucha agua ha corrido bajo el puente. Revolución Tour es el nombre de la gira que los trae juntos por América Latina y que nos tiene reunidos este 21 de febrero en el Teatro Caupolicán para poder apreciar la actualidad de ambas bandas, que varias novedades nos traen tanto en su composición como sonoramente. Considerando esos antecedentes, el entusiasmo de la fanaticada nativa no decaería y muestra de ello fue la anticipada demanda de las entradas para el show, algo nada de extraño para la fauna capitalina y nacional afín a los sonidos de las guitarras que tan fuerte sonaron durante los años noventa y que dejaron una marca tan profunda en este lado de la cordillera.

Siendo las 20:00 hrs suben a escena los muchachos de Randy Watson, banda capitalina que cultiva un sonido bastante similar a las grandes bandas de la noche. “Adicción”, “En llamas vas a caer” y “Frente a Fuerte” fueron parte de lo mostrado por el cuarteto, quienes lograron un buen recibimiento de parte de los fans que poco a poco comenzaban a colmar el recinto de San Diego.

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El segundo plato de esta jornada sería la creciente agrupación nacional Temple Agents quienes nos volvieron a demostrar, tal como ha sido la tónica durante sus últimas presentaciones, el gran nivel que están alcanzando, tanto sonoramente como en el desplante que demuestran arriba del escenario. A base de buenas canciones que forman parte de sus dos discos publicados, Find The Place y Rise, calentaron el ambiente del Caupolicán y fueron el aperitivo perfecto para los grandes combos de la noche.

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Los aplausos que llueven y llueven y ya la gente que se impacienta por el comienzo de los primeros headleaders de la velada, en instantes en que un Teatro ya se encuentra a tope, nos acoge y despierta el escuchar los acordes envasados de la canción “Battle Without Honor or Humanity” del guitarrista japonés Tomoyasu Hotei, tema que se hizo famoso en el globo gracias a su inserción en la banda sonora de la película Kill Bill Vol.1. Es este interludio musical que sirve de puesta en punto para los británicos de Bush. Gavin Rossdale a la cabeza en voz y guitarra, franjeado por su habitual compañero Robin Goodridge en la batería y la dupleta de Chris Traynor y Corey Britz, guitarrista y bajista respectivamente, dan pie a “Machinehead”, esa demoledora y poderosa canción del disco debut de los ingleses, Sixteen Stone, que logra saciar a cada uno de los presentes de las ganas de sonidos poderosos, guitarras estridentes y voces con sentimiento que hacen que el público disfrute a pleno el gran comienzo ofrecido y que nos muestra una banda entregada y conectada con los fans desde el comienzo de la velada. Con un Gavin Rossdale poseído, lanzando su guitarra al terminar la canción para continuar saltando y bailando con “The Sound of Winter” perteneciente a su cuarto disco, Golden State, editado el 2001 y así seguir manteniendo el delirio de la noche, demostrando a la vez que el público sería bastante cómplice de los muchachos de Londres y disfrutaría, no solamente de las canciones más conocidas de la banda, sino que también de lo último ofrecido como “This is War” de su último lanzamiento entregado el 2017, Black and White Rainbows.

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Pero hay que ser justos, es en los temas más reconocidos en que el teatro se va abajo. La primera muestra del corte de primera de Bush comienza con «Greedy Fly» que continuó con los saltos que no solo cubrían a la cancha, sino que en tribunas también estaban presentes.

Un Rossdale muy locuaz y que mostraba todos sus pergaminos como frontman y maestro de ceremonia animaba muy entusiasmado toda la velada. Conversador y en un español pausado animaba a todos a cantar esas canciones ya que «todas las canciones están para hoy, no están para mañana» y así sigue la noche con «Everything Zen».

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“Let Yourself Go”, “Swallowed” (otra de las más coreadas de la noche) y “Little Things”, momento en que Rossdale se anima a sorprender a todos los presentes y comienza a pasearse desde la platea alta por todo el Teatro, provocando el griterío, el éxtasis y el desenfreno en todos los presentes y principalmente le daría mucho trabajo a los guardias de seguridad que lo acompañaron durante este trayecto. Como un gran mesías del rock que le cantaba a su rebaño, el vocalista se tomó y se llevó a todos los fans a su bolsillo, mostrando una gran comunión con todos los presentes, que no solo trastocaba al popular vocalista, sino que también era demostrado por todos los integrantes de la agrupación que se veían felices, agradecidos y conectadísimos con todo lo que ocurría durante el show.

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Tras el regreso de Rossdale a escenario y las respectivas muestras de agradecimiento del vocalista hacia casi todos los asistentes de la noche (nota aparte y negativa para el mal comportamiento de un fan que durante la jornada fue sorprendido escupiendo por el mismo Rossdale desde tribuna, situación que una vez advertida por el líder de Bush, solucionó él mismo al hablarle y como buen caballero inglés lo convidaba a abandonar el show para no ensuciar el ambiente y las buenas vibras existentes durante éste. Es de esperar que de una vez se acaben estas malas prácticas por parte de algunos que no entienden lo que es disfrutar de un buen concierto), suena el cover de la noche: una poderosa versión de “Come Together” de The Beatles que prepararía a todos para el gran peak de la noche. Gavin Rossdale solo en escena plantado con su guitarra, agradeciéndonos todo lo vivido y pidiendo cantar a todos de corazón y hasta no dar más “Glycerine”. Tras este gran momento, que fue iluminado por miles de teléfonos de todos los presentes, llegaría “Comedown” para finalizar a full un preciso, bien interpretado, conectadísimo y emotivo concierto. Es de esperar que no pasen más de 20 años para el regreso de Bush ya que, tal y como nos dijo Gavin: “desde el día de hoy somos grandes amigos”. Y a los amigos los esperamos con todo en casa.

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Finalizado el gran estallido de los británicos, solo nos quedaba esperar por el plato fuerte de la noche: Stone Temple Pilots. Con un Teatro Caupolicán a pleno, en donde no cabía ni un alfiler, la ansiedad se hacía cargo de todos los que esperaban por los sonidos de los hermanos Dean y Robert DeLeo, del baterista Eric Kretz y del debutante por estos lares, Jeff Gutt, quien tendría la difícil misión de demostrar el por qué de su inclusión como nuevo vocalista de la banda.

Tras el cambio de instrumentos y posterior prueba de sonido de cada uno de ellos, comienzan a subir uno tras uno los integrantes de esta nueva encarnación de STP. El griterío y el éxtasis es total. Suena una potente “Wicked Garden”, coreada y saltada hasta no dar más y es fácil pensar que es difícil no hacerlo, ya que estamos al frente de una de esas agrupaciones puntales de un sonido que enamoró y marcó a una generación completa, que durante este día vivía una de sus más grandes citas y que parece que, por lo menos por este lado del cono, no conoce de modas ni tendencias.

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Un “hola Santiago” sirve de introducción para Jeff Gutt y es inevitable no pensar en Scott Weiland. Sus movimientos, su forma física y en algunos momentos su voz, nos recuerda al alicaído héroe grunge que se hace presente en espíritu y en la prosa de sus canciones. “Crackerman” y “Vasoline” conforman una potente dupla que no deja tiempo para respirar y que nos demuestra una banda aceitada y que toca a ojos cerrados cada uno de estos grandes hits a pesar de cualquier inconveniente (durante la ejecución de “Vasoline” se pudo apreciar un problema con la guitarra de Dean, lo que haría molestar un poco al guitarrista con su equipo de sonido, pero pasaría desapercibido para muchos).

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“Silvergun Superman” y una que suena de gran manera: “Big Bang Baby” nos mantendrían girando, saltando y gozando con la música de esta gran agrupación que demuestra sobre el escenario una compenetración y un espíritu envidiable que se lo desearía cualquiera de las nuevas agrupaciones que actualmente toman la posta de la bandera del rock.

La música de Stone Temple Pilots siempre se caracterizó por su potencia y por la dualidad de la dupla compositora de los hermanos Deleo al crear bellas melodías. “Big Empty” y “Creep” son los ejemplos perfectos de esto, canciones melódicas y potentes que son entonadas a cabalidad por los fans y que cumplen su cuota de melosidad en una noche que no nos daba tiempo para respiros. Una versión extendida de “Plush” seguiría marcando la noche. Esta bella canción partiría, tal como actualmente la están tocando, solo con Dean Deleo en la guitarra y Gutt en voces, para poco a poco ir in crescendo hasta llegar a los tonos en que se hizo famosa en todo el mundo. Cerveza en mano desde una orilla del escenario Gavin Rossdale observa y entona cada una de las canciones de esta banda hermana en una postal digna de un sueño de cualquier melómano grunge de los noventa.

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“Meadow” y posteriormente “Roll Me Under” (en donde Jeff ingresaría a la cancha, para posteriormente recorrer las tribunas junto a los fans) fueron las muestras del último trabajo de Stone Temple Pilots lanzado en marzo del año pasado y del que hay que decir que los nuevos sonidos de la agrupación no destiñen para nada entre tantos clásicos que se suceden uno tras otro.

“Interstate Love Song” es otra de esas grandes canciones que suenan a tope, con actitud y poder y que sirven para analizar la capacidad que tiene STP para generar temas de grandes facturas compositivas.

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El final era lógico que no podía ser de mejor forma y junto al canto a todo pulmón de los clásicos “Trippin’ on a Hole in a Paper Heart” y una poderosa y masacradora “Sex Type Thing”, para así, finalizar un gran concierto que, con catorce canciones que abarcan todas las etapas de la banda y que muestran un respeto hacia la tradición de Stone Temple Pilots, junto con manifestar que se puede vivir el presente a concho y especialmente que sí existe un futuro, es por ello que nos podemos quedar más que tranquilos de que existe un legado que está muy bien cuidado y que no tiene ninguna intención de desaparecer.

Setlist Randy Watson:
Adicción
En llamas vas a arder
Frente a Frente
Perfecto
Nadie sabe la verdad

Setlist Temple Agents:
10 years Ago
Free
Listen what I Say
Unchained
Politics
Can´t do it Alone
Find the Place

Setlist Bush:
Machinehead
The Sound of Winter
This Is War
The People That We Love
Greedy Fly
Everything Zen
Let Yourself Go
Swallowed
Little Things
Come Together (The Beatles cover)
Glycerine
Comedown

Setlist Stone Temple Pilots:
Wicked Garden
Crackerman
Vasoline
Silvergun Superman
Big Bang Baby
Big Empty
Creep
Plush
Meadow
Interstate Love Song
Roll Me Under
Dead & Bloated
Trippin’ on a Hole in a Paper Heart
Sex Type Thing

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2 Respuestas

  1. Ely Gálvez

    Lo mejor para comenzar el año, la energía que nos inyectó (en particular Bush) fue única yy trascendental. Su humildad y cercanía mas nos enamoró a los fans de siempre y qué mejor lugar que El Caupolican que da una atmósfera, a mi parecer, muy íntima y cálida .. Graaaaaciaaaaaaas infinitaaaas

  2. Andres M

    Me pareció que Bush toco sobre pistas grabadas en algunos temas. ¿Estoy equivocado? Principalmente en el inicio