Tata Barahona en Teatro municipal de Ñuñoa: Despertamos para querernos
18 de diciembre 2019.

Por Amaranta Cartes.
Fotografías por Agustín León.

Banderas, cuernos, gaitas, tambores, capas y túnicas. Así ingresa el Tata Barahona a un teatro, con un escándalo medieval presidido por su cofradía de música y teatro medieval Calenda Maia. Es un trovador en el sentido más puro de la palabra, un poeta que compone y recita poemas y hasta anda vestido a la usanza medieval, pero con zapatillas. Luego de un eufórico aplauso, la agrupación dejó el escenario y dio espacio a Los Sudaca Domineros para ocupar el lugar de la batería y el bajo.

Pedro “Tata” Barahona, además de ser el trovador a quienes los menos asiduos reconocen principalmente por su canción “La Mejicana”, es profesor de música y lutier. Con más de dos décadas de creación y desde el nacimiento de su cassette A los amigos y a la compañera en 1993, lo que nos mostró anoche en el Teatro municipal de Ñuñoa fue su último disco Retratos. Podríamos decir que es su tercer disco, pero sería una injusticia considerando su prolífica producción con Calenda Maia y su disco Andar por las cuerdas de 2017, pero sí podemos afirmar que es el tercero de una trilogía que comenzó en 2011 con Fotografías, seguido de Imágenes, disco publicado en 2015 y que se completa este año con el último pedacito de música dedicado a los rostros de las personas de su vida, muchos de quienes anoche estuvieron formando parte activa del show desde la segunda fila del teatro.

Con Guillermo Riaño en batería y Sebastián Montero en el bajo, comenzó el concierto tan puntual como un profesor debe ser. Los retratos que pudimos compartir con el Tata fueron variados y numerosos. El disco que se compone de 16 canciones fue interpretado casi en su totalidad y cada canción fue una descripción poética de personas, lugares y de Chile como sociedad enferma de desigualdad. La localidad de Neltume aparece al comienzo con dos canciones, es confuso porque “Será que hay duendes” dice más la palabra “Neltume” que la canción que lleva ese nombre, contenida en el disco anterior. Para seguir con los paisajes de Chile, “Lircay” entregó un retrato del río que en realidad puede ser cualquier río en el que cualquier chileno o chilena haya mojado sus pies.

Con “Te vas de mi”, cantó todo el teatro y nos enteramos de que el trovador es de signo virgo, pero también, a medida que se comunicaba con el público y avanzábamos en imágenes musicales, nos fuimos introduciendo cada vez más en las canciones de la rabia y la injusticia. El Tata Barahona habla en femenino y desde sus primeras canciones ha apoyado la causa de las mujeres, incluso en años en los que aún estos temas no eran tema. Habló de la primera vez que escuchó la palabra “femicidio” para introducir “Una mujer”, canción que apunta con el dedo a la violencia machista desde hace más de 20 años.

Los retratos que siguieron fueron familiares, una canción para cada una de sus hijas (que no son pocas) y una para su hijo llamada “Mihanguin Buniá”, una canción sin letra (al menos en idioma conocido) del disco Imágenes. Después de cada una saludó y apuntó a los protagonistas, incluso acusando a una de sus más pequeñas hijas de tener la costumbre de dormirse en sus conciertos.

El teatro estaba lleno de abajo hasta arriba. Reflejo del talento que tiene Barahona para pintar imágenes familiares y reconocibles para muchos. Rescata sonidos de la calle, de la feria, toma el idioma de la cárcel y lo convierte en canción, usa las palabras más coloquiales de nuestra lengua para completar melodías que no se condicen con la simpleza y humildad de nuestro hablar. Le otorga valor a lo que es más nuestro y a lo que viene de más abajo. “Ana y Simón” habla del amor homosexual y de las familias homoparentales. “Hay helado a cien” ya con el nombre nos transporta a los sonidos de la calle, los barrios, ferias y balnearios populares. Y a partir de esas temáticas, el espectáculo dio paso a los temas más contingentes. “Retrato de Chile”, “No le entregues el poder”, “Adicciones y resentimientos” y “Luz de rabia”, despertaron el ímpetu rebelde del público. Incluso una mujer levantó un cartel que decía “Nunca más sin nosotras”, haciendo alusión a la noticia del día sobre el rechazo a la paridad de género y escaños de pueblos originarios en el proceso constituyente. Todas las temáticas se fueron mezclando con antiguas canciones que, a la luz de los hechos recientes, parecieran haber sido escritas ayer o la semana pasada. Al menos hoy cobran un sentido positivo y la gente las canta con ganas porque ya supieron que hay muchos que comparten esa rabia y esa esperanza que cantó tanto el Tata, quien terminó gritando “¡Despertamos para querernos!”.

El concierto terminó con aplausos ensordecedores y gritos pidiendo algunas canciones fundamentales que aún no se escuchaban. La banda regresó para interpretar “Terrible loco” y “Macferri Flaite”, emblemáticas canciones que son justamente las que distinguen a este artista de muchos otros trovadores. Pero el público no los dejó tranquilos y tuvieron que devolverse una segunda vez, finalizando con “República”. El Tata agradeció nuevamente a la banda y a Calenda Maia y dejaron el escenario vacío, pero lleno de significado.

Setlist:
Calenda Maia
Yo Sigo Aquí
Neltume
Será que hay duendes
Canción hecha piel
Dos vidas
Lircay
Te vas de mi
Descubrí
Una pincelada de tu ausencia
Una mujer
Desjure
Hallándote
Dulcemente para ti
Rocío Magdalena
Un sol carmín
Canción de Cuna a Huaira Paz
Rafaela de la Luz
Mihanguin Buniá
Hay helado a cien
Ana y Simón
Retrato de Chile
No le entregues el poder
Adicciones y resentimientos
Luz de rabia
Al cantar del gallo
La Extranjera
Hay un sol

Encore:
Terrible loco
Macferri Flaite
República

>>> REVISA NUESTRA RESEÑA FOTOGRÁFICA PINCHANDO EN ESTE TEXTO <<<