Banda invitada: The Ganjas.
16 de Abril 2023.

Por Carlos Barahona.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

La historia se caracteriza por ser una amalgama de situaciones que van forjando nuevos episodios, siendo un cúmulo de anécdotas, alegrías y tragedias, que van conformando lo que somos: una humanidad en búsqueda constante de experimentación. Por ejemplo, en un primer episodio: 1969 fallece ahogado Brian Jones en una piscina, en circunstancias que hasta el día de hoy generan dudas hasta el más adepto de las teorías conspirativas. Así, de forma azarosa, nos dejó antes de tiempo una pieza fundamental de la psicodelia y forjador de una parte importante del sonido de los Rolling Stones, “meros meros” del rock and roll.

Un segundo episodio: en 1978, en Guyana – uno de esos tres países sudamericanos que son un misterio total – un pastor gringo, Jim Jones, en un acto sin sentido, hizo que todos sus seguidores a quiénes había traído a vivir a ese país, cometieran el suicidio colectivo más grande del que se tiene registro. Más de 900 personas decidieron tomar cianuro y elevarse hacia sus creencias divinas. Un total sin sentido.

Y en un tercer episodio, se produce la amalgama de lo nombrado anteriormente. Anton Newcombe, eximio multi instrumentista, en 1990 crea The Brian Jonestown Massacre, una epopeya psicodélica, lo fi, y sobre todo, de una prolificidad única hasta el día de hoy, sacando material tras material, convirtiéndose en un colectivo musical en el cual los artistas pasan, pero la esencia se mantiene, siendo Newcombe la proa de un barco que no tiene ruta final, hasta el día de hoy.

De hecho, Anton, una especie de capitán de barco digno de Hernán Melville – creador de Moby Dick -, tenaz pero siempre con un temple y perfil misterioso, siguió surcando los mares musicales en la tormenta pandémica, y mientras se radicaba en Berlín, continuó sacando discos – Fire doesn’t grow on trees es del 2022-. Y en ese contexto, su última placa The future is your past, lanzada este año, mantiene esa exploración y curiosidad intrínseca de la naturaleza humana.

Y lo de anoche, lo que podríamos tomar como un cuarto episodio de este cúmulo de situaciones, fue el turno de poder reencontrarnos con The Brian Jonestown Massacre, luego del tragicómico y hasta absurdo episodio del Covid – sobrevivimos una pandemia, algo no menor-. El punto de reencuentro fue el Basel Venue, recinto de Avenida Independencia en la zona norte de la capital, que está dando harto que hablar – se agradece la multiplicidad de espacios donde ver shows de calidad -, y Festival En Órbita los maestros de ceremonia.

Para abrir los fuegos, nada más ni nada menos que una institución local en lo que respecta a la neopsicodelia: The Ganjas. La icónica banda, con un breve set de siete canciones, hizo reverberar el local con la potencia de sus guitarras. Mención aparte en “La Lluvia No Quiere Caer” y “Sonic Redemption”, canciones en las que contaron con el apoyo de maracas, quiénes dieron rienda suelta al baile y goce en el escenario. Breve y contundente presentación de Maquieira, Astaburuaga, Benincasa y Mariño.

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Pasadas las nueve de la noche y cuando el público empezaba a impacientarse, saltaron al escenario los Brian Jonestown, desatando la algarabía en la gente en una mezcla de gritos en inglés y español. “Anton, i love you” y un castellanizado “Antonio, te amamos”, rebotaron por las paredes de Basel Venue. Por su parte, Anton Newcombe y los miembros de su comitiva grabaron al público con sus smartphones, dejando registro de lo que estaba sucediendo, para luego, en un abrir y cerrar de ojos, sumergirse cada uno en sus instrumentos, afinarlos y dar rienda suelta a lo que se vendría. El track elegido para comenzar fue “#1 Lucky Kitty”, el que marcó la pauta sonora de la noche: tres guitarras de doce cuerdas, las que envolvieron a todo el público y le invitaron a sumergirse en la travesía sonora, siendo una marca registrada de la banda, además de batería, bajo y panderos, que entregaron la cadencia necesaria para mantener al público atento canción tras canción.

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A medida que la noche avanzaba, los riffs lisérgicos se mezclaban con los aromas cannábicos que emergían de los diferentes rincones, por lo que cada canción se disfrutaba al máximo. Con un setlist enfocado principalmente en sus dos últimas placas, fueron desfilando canciones como “Do Rainbows Have Ends”, “Your Mind Is My Café” y “The Mother Of All Fuckers”, las que mantuvieron esa intensidad sonora. Llamaba la atención la polera del baterista, cuyo lema era “Gracias Drogas”. Y sí. Porque si no fuese por la experimentación, canciones como “Anemone”, “Nevertheless” y “A Word”, no serían lo mismo. Por otra parte, Newcombe sigue siendo el frontman excéntrico, pero más tranquilo. Da instrucciones, observa, ordena, sugiere correcciones de sonido para sonar tal como el quiere que suene todo. Y se le ve satisfecho con su rol y con la presentación realizada.

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Para poner el broche de oro, el colectivo se despidió con “Abandon Ship”, canción con la que el público se retiró feliz, satisfecho y por qué no decirlo, bien en las nubes. Y así como llegaron, así se fueron. Porque la performance de The Brian Jonestown Massacre es así, pulcra, lisérgica, te desarma, pero siempre desde un bajo perfil, con calma y fineza. Los muchachos de Newcombe, y el mismo mantienen esa praxis: sobriedad en el escenario, pero una grandilocuencia sonora.

Setlist The Ganjas:
Tangible Myth
Alondra
La Lluvia No Quiere Caer
Drug
New Wave
Frío Ni Calor
Sonic Redemption

Setlist The Brian Jonestown Massacre:
#1 Lucky Kitty
The Real
Fudge
Do Rainbows Have Ends?
Wait A Minute
Pish
Your Mind Is My Cafe
Don’t Let Me Get in Your Way
You Think I’m Joking?
Forgotten Graves
The Mother of All Fuckers
Nightbird
Anemone
Servo
Sailor
Nevertheless
A Word
Abandon Ship

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