Por Jaime Farfán.

El calor asaba lentamente a quienes se aventuraban por el centro de Santiago la tarde de ayer, sábado. Sin embargo, no fue impedimento para que cinéfilos y melómanos se reunieran en lo que sería la tercera jornada del festival de cine y documental musical In-Edit. La organización para esta versión 2023, la número XIX del festival en Chile, preparó una exquisita selección de las mejores cintas que el género ha entregado los últimos meses y no defraudó con la calidad, variedad y humanidad de los títulos escogidos.

La proyección a la que nos referimos hoy nos llevó de regreso al Centro Arte Alameda, y de paso, nos sumergió en unos de los mayores peaks de fuerza creativa, cooperación, comunidad y experimentación psicodélica de las últimas décadas, la historia de The Elephant 6 Recording Company, documental dirigido por C.B. Stockfleth.

¿Quiénes son The Elephant 6 Recording? Es la primera pregunta que surge y saltó como interrogante formulada en los primeros cinco minutos de la cinta, en un fotograma a modo de subtítulo, intentando marcar una división por capítulos en un filme que nunca los tuvo ni los podría tener. Así como son caóticos los hechos que reúne, también lo es intentar retratarlos, tan disparatada como puede ser la historia del auge, desarrollo y caída de toda una escena musical. Y no cualquiera, sino la cuna de emblemáticos actos de la música alternativa, como Neutral Milk Hotel y Of Montreal, además de los rupturistas The Apples in Stereo y The Olivia Tremor Control.

Regresando a la pregunta, si somos pragmáticos, son un colectivo musical y sello discográfico estadounidense, que nació a finales de los ochenta en Ruston, Louisiana, y que después se esparció por varias ciudades norteamericanas en los años noventa, reuniendo entre sus filas a varios músicos experimentales y autogestionados. Algunos de los cuales alcanzaron una moderada fama, o al menos una nota al pie de página en los anales de la historia del rock. Si escapamos de lo práctico, hay millones de cosas por contar, y esa es la gran misión y barrera a vencer por parte del director.

Antes de comenzar la proyección, se exhibió uno de los videoclips participantes de la competencia nacional que reúne dichas producciones, en este caso, nominado a mejor arte. Desde La Serena nació el proyecto dirigido por Francisca Cortés y Vicente Arenas, la fantasía casera de colores neón de “Margot Robbie”. Inspirada en la figura y estrella principal de Barbie, Cortés produce y dirige para un tema de su propio proyecto musical, Frances Cowboy, demostrando que no existen los límites en su corazón DIY. Collages, recortes de revistas, adornos de los chinos y una habitación de departamento del litoral, fueron todas las herramientas que estos creativos necesitaron para construir su estilo visual, una propuesta familiar pero fresca. “Es posible, aunque se tenga poco dinero, hacer arte”, declaran los directores en su introducción, una frase que queda flotando en el aire mientras se exhibe el metraje principal.

Es que la historia de Elephant 6 habla mucho de comunidad, ruralidad, de ganas desesperadas por hacer algo de valor cuando no se tiene nada material de respaldo, nada más aparte que un corazón valiente y arrojado. Pronto queda claro también que aunque la cinta habla de múltiples bandas y sus personajes asociados, todo se concentra alrededor de dos figuras principales, involuntariamente opuestas en varios aspectos. El primero es Robert Schneider, el carismático líder de The Apples in Stereo, que se proyecta como una de las principales fuerzas creadoras y motivadoras del colectivo. Este participa activamente en el documental, entregando varias entrevistas y entretenidas anécdotas. La otra figura es Jeff Magnum, el vocalista de Neutral Milk Hotel, quien tras el lanzamiento del inesperadamente aclamado In the Airplane Over the Sea se retiró de casi todos los eventos públicos, sin dar conciertos, nuevas giras o sin volver a grabar. Sin embargo, a pesar de su ausencia es una figura ineludible para el filme, que recoge sus escasas presentaciones y declaraciones.

Ambos personajes son figuras claves para la narrativa del documental, ya que junto a William Hart y Bill Doss, de The Olivia Tremor Control, son considerados los fundadores del movimiento. Amigos desde la secundaria, crecieron juntos en Ruston, un pueblo relativamente tranquilo, campestre, donde nunca pasaba nada, y donde Doss rememora, la única entretención que había era ir a la tienda de guitarras del pueblo. En ese lugar, conocieron el mundo de las grabadoras de 4 pistas, que, junto a sus mañas, ruidos, asperezas y múltiples texturas, formarían parte medular del sonido y psicodelia características del colectivo. Esta máquina les entregó la capacidad de grabar sus propias cintas, que luego repartían entre ellos mismos y sus amigos, costumbre que mantuvieron tras mudarse a otras ciudades de Norteamérica, Denver en Colorado y Athens, Georgia, al partir a la universidad. En un inicio, la idea nació como una discográfica imaginaria para sus grabaciones caseras, pero pronto empapó y contagió todo lo que tocaba.

El documental recorre en mayor o menor medida varias de las bandas que se formaron bajo el alero del sello, al principio imaginario pero después bastante tangible, con interesantes grabaciones luciendo el logo oficial. Todas originarias de la anarquía creativa, impulsadas por una fuerte solidaridad entre músicos, donde cada miembro se cooperaba entre sí, participando muchas veces en más de un proyecto. Pronto, comienza a aparecer un frenesí de portadas de discos, cassettes artesanales, anuncios de gira, arte y trozos de letras, tratando de retratar lo rápido, frenético, pero efímero, que fue ese flashazo de creatividad, o lo corta que fue la comunidad antes de desintegrarse en el silencio, justo cuando la fama estaba tocando la puerta. Mientras se proyectan varias grabaciones caseras con tintes VHS, adornadas con fuegos artificiales sobrepuestos, al final da la sensación de que es una cosa cada vez más improbable, casi un milagro, que se den las condiciones necesarias para que se forme un refugio donde las ideas puedan nacer y crecer en comunidad. Pero de vez en cuando los requisitos se reúnen, los planetas se alinean, y del resultado de la colisión entre corazones apasionados pueden brotar cosas inesperadas, sorprendentes y maravillosas.