3 de Noviembre 2023.

Por Francisca Neira.
Fotografías por Claudio Escalona.

Dice el refrán que después de la tormenta siempre llega la calma y, sin tanta metáfora de por medio, pareciera que el extraño clima primaveral de este año en Santiago le hace honores a la sabiduría popular. Y así, precisamente, se sintió el concierto que anoche ofreció The Lumineers en el Teatro Caupolicán: como un día soleado (o una noche tibia y despejada, en este caso) justo después del frío, la lluvia y el viento que menos de 24 horas antes invadieron la ciudad.

Dos días después de presentarse en el Estadio Obras Sanitarias, en Buenos Aires, Wesley Schultz y Jeremiah Fraites, fundadores de uno de los bastiones contemporáneos del folk estadounidense contemporáneo, aterrizaron en el centro capitalino para satisfacer las ansias de música y baile de una multitud que repletó el recinto de San Diego y que coreó todas y cada una de las canciones que la banda interpretó casi de corrido, aunque sin dejar de lado la conexión con sus fans y una que otra historia que le dieron un trasfondo apoteósico a varios de los temas que sonaron durante la noche.

Ya desde “Cleopatra”, primera canción del concierto, se dejó ver tanto la emoción y euforia de la fanaticada como lo mucho que cada uno de los seis músicos disfrutan estar sobre el escenario, algo que ya se había visto en su paso por Lollapalooza Chile en 2019, pero que en este formato más “íntimo” funcionó mucho mejor y permitió escenas inolvidables como la caminata de Schultz entre el público que atestaba la cancha y que, con mucho respeto, lo siguió con la mirada, abriéndole el paso, grabando cada segundo en los celulares y, cómo no, cantando con él la letra de “Brightside”, canción que además le da el nombre al último disco de la banda, trabajado en pandemia y editado a comienzos del año pasado, que significó un cambio en el proceso creativo del dúo que encabeza al sexteto y que justifica la realización de esta gira.

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La verdad es que la música de The Lumineers es acogedora y, pese a su categorización como folk, poco predecible. Cada uno de los instrumentos que Lauren Jacobson, Brandon Miller, Byron Isaacs y el performático Stelth Ulvan tocan con ímpetu, suenan de manera perfecta y crean una atmósfera de road trip que, divago mientras rememoro el show, genera un dejo de melancolía mezclado con la esperanza y el anhelo de libertad que a veces se pierde en la rutina. Todo, claro está, adornado de hermosos arreglos musicales a ratos disonantes, abruptos o con cambios de ritmo radicales y sutiles al mismo tiempo. Sé que es contradictorio, como la vida misma.

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En esa línea, hubo dos momentos en la noche que, considerando la respuesta del público, podrían considerarse los más inolvidables: primero, la interpretación maravillosa de “Slow It Down” que dejó más que claro que no se necesita más que una guitarra bien afinada y un pandero para movilizar hasta los más duros corazones hacia una emoción que los haga moverse literal y metafóricamente. En realidad, no se necesita más que una guitarra bien afinada, un pandero y un coro formado por unas cuántas miles de voces.

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El segundo momento, fue justo en la interpretación de “Gloria”, perteneciente al anterior LP de la banda, III, que se alejó un poco de la versión original para sonar muchísimo más intensa e, incluso, bailable, transformándose en un ejemplo icónico de la capacidad de Schultz, Fraites y compañía para mostrarse como una banda versátil e innovadora, moderna a fin de cuentas, aun cuando los parámetros del género parecieran ser ajustados y eso es algo que siempre será bienvenido entre los amantes de la música, mucho más que entre los seguidores de una banda.

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Después de anoche, no debieran quedar dudas acerca de lo mucho que The Lumineers gana en una performance en vivo, tanto por la interpretación musical como por el gran aporte del carisma de sus integrantes y la conexión con el público presente. mención especial a Stelth Ulvan y su aparición sin zapatos, la recepción de la bandera chilena que siempre funciona como acelerante al fuego popular y su divertido histrionismo que aportaba gran parte de la puesta en escena del show. Se agradece.

Al tour que trajo de vuelta a The Lumineers todavía le quedan varias fechas en Brasil, Perú, Colombia y México y, no hay duda alguna de que la recepción será igual a la que tuvieron anoche en Santiago. Aparte de aquello no hay información de algún nuevo trabajo de estudio o de la grabación de algún registro en vivo. Por lo pronto, los fans locales quedaron satisfechos y, sin duda, agradecidos, del calor del concierto en una noche tibia de una fría primavera.

Setlist:
Cleopatra
Flowers in Your Hair
Ho Hey
Angela
Where We Are
Dead Sea
A.M. Radio
Slow It Down
Charlie Boy
Brightside
Gloria
Sleep on the Floor
Ophelia
Leader of the Landslide
Salt and the Sea
Gale Song
Walls
Big Parade

Encore:
Donna
Subs
Remington
Reprise
Stubborn Love