7 de diciembre 2023.

Por Paulo Domic.
Fotografías por Matías Schwartz.

Por fin, luego de más de 50 años, pudimos disfrutar del concierto en vivo de una banda icónica del hard rock y el heavy metal británico. Uriah Heep aterrizó en Chile y lo hizo en plenitud de sus condiciones musicales, las que pese al paso del tiempo, no muestran grandes signos de deterioro. Al contrario, se pararon en el escenario del Club Chocolate con esa solidez que entrega la experiencia, entregando a sus emocionados fanáticos un momento dorado que los acompañará por siempre, especialmente a aquellos que alguna vez pensaron que nunca vendrían.

Alrededor de las 7 de la tarde, luego de haber probado sonido, de pronto vimos una aglomeración caminando junto a un grupo de personas. Eran ellos, que decidieron dar un paseo por el singular barrio santiaguino, caminando un par de cuadras por Ernesto Pinto Lagarrigue. Sin mayor apuro, muy sonrientes y recibiendo con respeto el cariño de quienes querían darles la mano. Un inusual momento que agradecieron mucho esos numerosos fanáticos que desde temprano se concentraron en el corazón de Bellavista para hacer la previa para el show.

“Jamás me hubiera imaginado que podría darle la mano al guitarrista (Mick Box), una leyenda. Así que ya me voy con un lindo recuerdo, incluso antes de que empiece el concierto. ¡Ya estoy pagado!”, comentó Juan Carlos, de 62 años, que hace 40 años los sigue y que ya había perdido toda esperanza de verlos luego de la fallida visita que estuvo programada para el 5 de noviembre de 2019, en el Teatro Caupolicán. “No me atreví a acercarme, pero el solo hecho de ver su humildad de salir a caminar sin ningún aire de divos, me hizo sentir aún más admiración por ellos”, agregó Yolanda, que desde que los escuchó junto a su padre en la década de los ochenta, siempre fueron sus favoritos del rock.

La calurosa tarde santiaguina avanzó más rápido al amparo de las heladas cervezas que los ocasionales vendedores llevaron para el rescate de los sedientos. En la espera, los sones de los clásicos de la banda se entonaban a capella, con alegría y emoción. Y es que era una cota muy largamente esperada. Por lo mismo, el público era mayoritariamente adulto, parte importante de él incluso ya en la tercera edad. Y este recital, tan largamente esperado, fue un regreso al pasado, a ese mismo barrio en que hace décadas también encontraban asilo para sus deseos de disfrutar la vida y la amistad al ritmo del mejor rock. Fue un retorno a épocas pretéritas y placenteras que son ahora parte del tesoro guardado en el baúl de los recuerdos.

Sin teloneros, y puntualmente a las 21:00, el quinteto británico salió a escena en medio de una gran ovación. Las dos primeras canciones, si bien menos conocidas por ser parte de su penúltimo disco, fueron muy bienvenidas y muy celebradas por aquellos que sí se las sabían. “Grazed by Heaven” y “Take Away my Soul” pusieron los motores en marcha, para dar paso al primer saludo del cantante Bernie Shaw. “¡Bienvenidos al primer concierto de Uriah Heep en Chile! Nos tomó 53 años llegar hasta acá, pero aquí estamos”, comentó causando la locura de sus fanáticos. Ahí presentó el que sería el primer viaje al pasado, la canción “Traveller in Time” del Demons and Wizards de 1972, que puso a saltar a todos.

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Con gran energía, Uriah Heep se desenvolvió con clase sobre el escenario del Club Chocolate. El mayor de ellos, Mick Box, a sus 76 años se le vio totalmente vigente, haciendo delirar a todos con los riffs y solos de su hacha musical. El único, literalmente, sobreviviente de la formación más clásica del grupo, que a través de los años ha tenido que despedir a muchos importantes miembros que ya no están en este plano. Pero él, a través de todos los desafíos que le ha impuesto el tiempo y el espacio, con toda la evolución de la música, ha tenido la capacidad de mantener encendida la llama de una agrupación que, pese a su bajo perfil, ha sido inspiración para muchos artistas, como Ghost, Gamma Ray y King Diamond, por nombrar algunos.

A través de 90 minutos, repasaron canciones de diez de sus discos. Momentos especialmente celebrados fueron los que regalaron al interpretar “Stealin’”, “Sweet Lorraine”, “Gypsy” y la más esperada, “July Morning”, que puso a llorar de emoción a muchos recios rockeros. Una balada que es un himno y que por décadas ha sido especialmente popular aquí en Chile. Luego de un breve receso, cerraron la noche con otros dos clásicos que llevaron a todos al éxtasis: “Sunrise” e “Easy Livin’”. Así abrocharon un soñado debut que quedará en el recuerdo de sus fans. Una cita con la historia, la nostalgia y el viejo rock que marcó, marca y marcará a muchas generaciones que siguen encontrando en su orgánica pasión y auténtica potencia, la respuesta para todas las preguntas trascendentales.

Setlist:
Grazed by Heaven
Take Away My Soul
Traveller in Time
Between Two Worlds
Stealin’
Too Scared to Run
Rainbow Demon
Sweet Lorraine
Free ‘n’ Easy
Gypsy
Look at Yourself
July Morning
Lady in Black
Sunrise
Easy Livin’

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