Por Jaime Farfán.

Wilco vuelve a Chile. La cita es el 2 de junio en el Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins, un escenario más íntimo que el Caupolicán que los recibió en 2016 y donde entregaron una presentación memorable, precisa y profundamente emotiva. El regreso de la banda de Chicago no es cualquier visita: es una oportunidad de reencontrarse con una de las agrupaciones más influyentes del indie rock norteamericano.

Wilco es mucho más que una banda. Es una visión artística, con un ferviente corazón capaz de defenderla. Liderados por la inconfundible figura de Jeff Tweedy, una de las voces más reconocibles y respetadas de la escena alternativa estadounidense, el grupo ha construido desde 1994 un catálogo robusto y profundamente personal, que equilibra melancolía, poesía y experimentación sonora. Desde sus raíces en el country alternativo de Uncle Tupelo, hasta los paisajes minuciosos y el caos contenido de Cousin (2023), Wilco ha sabido reinventarse sin traicionar sus principios.

Este gira trae bajo el brazo la reedición extendida de dos discos claves: The Whole Love (2011), un álbum vibrante y emocionalmente expansivo, y A Ghost is Born del 2004, uno de sus trabajos más desafiantes, ganador del Grammy al Mejor Álbum de Música Alternativa. Con trece discos en su discografía, sin contar numerosos EPs, singles y trabajos colaborativos, el grupo tiene mucho que revisar, mucho que celebrar.

Después de Cousin, producido por la multifacética Cate Le Bon, vino el EP Hot Sun Cool Shroud, una colección de canciones nacidas durante una gira europea que demuestran que, incluso después de tres décadas de carrera, aún pueden sonar nuevos. Como señala la crítica: “Wilco todavía tiene la capacidad de sorprender, y de conmover, con cada paso que da”.

La alineación que los trae a Chile mantiene del núcleo original a Jeff Tweedy y al bajista John Stirratt, y se ha completado con la incorporación del virtuoso guitarrista Nels Cline, el multiinstrumentista Pat Sansone, el tecladista Mikael Jorgensen y el baterista Glenn Kotche. La magia que logran juntos se puede palpar en la compilación que publicaron recientemente, Wilco Live, una recopilación de varias grabaciones en vivo de la última década. El precalentamiento ideal para lo que se viene.

En la historia de Wilco destacan anécdotas que demuestran su compromiso con el arte por sobre el negocio. Cuando publicaron Being There en el 1996, su segundo álbum, Jeff Tweedy accedió a ceder las regalías de la banda con tal de que el disco doble se vendiera a precio de uno solo. Se estima que esa decisión les ha costado más de 600 mil dólares. Pero nunca se han arrepentido. Porque sabían que estaban hechos para grandes cosas.

Y así fue. Luego del desolador Summerteeth (1999), que incluyó joyas como “How to Fight Loneliness”, llegó Yankee Hotel Foxtrot (2002), la obra maestra que los catapultó a la fama internacional. Producido por la mano del mítico Jim O’Rourke, el disco fue inicialmente rechazado por el sello por sonar poco comercial, solo para convertirse en uno de los más aclamados del siglo XXI, y una parada imperdible para aquellos que recorren la historia de la música.

El show del próximo 2 de junio en La Cúpula promete un recorrido emocional por todas esas etapas, con la madurez de una banda que ha envejecido con gracia. Como teloneros de lujo estarán los poderosos Niño Cohete, trayendo el sonido local ideal para dialogar con la sensibilidad de los de Chicago, en una noche para cantar, para conmoverse, para recordar. Para volver a creer.

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