Bebel Gilberto en Chile: Una noche de complicidad, amor y alegría
Teatro Nescafé de las artes, 11 de noviembre 2016.

Por Omar Saldias.
Fotografías por Victor Santibañez.

Ayer Bebel Gilberto, en su tercera presentación en nuestro país, nos invitó a sentir y a alegrarnos. La artista, que este año cumplió cuarenta años y que lleva treinta y siete llenando de magia el aire, nos colmó de besos brasileños no americanos en sus propias palabras, y es que Bebel es una mujer hecha de música, como también de historia.

En medio del show nos contó cómo se conocieron sus padres en París, fue gracias a nuestra Violeta Parra, señales que sólo transportaban amor a una audiencia que coreaba canciones incluso de su último disco. Un público que se dejó llevar por la calidez y la música de ensueño y sin apuros con la que nos abraza Bebel Gilberto.

Si sus sonidos nos logran transportar a aguas calmas, estas estarían pintadas por una sutil luz de esperanza y alegría. Imágenes transversales de sonidos de una de las culturas más ricas en historia musical, Brasil.

Presentando un show de voz, guitarra y percusión, un despliegue súper simple pero muy bien ejecutado, mezclando cosas de discos antiguos con nuevas músicas, donde la voz tiene más espacio porque no hay teclados, ni bajos ni una batería fuerte, sino un banquito, un violão y un set de percusión.

Ayer hubo espacio para todas las aristas de su producción musical desde un cover de Radiohead a canciones de su padre João Gilberto, pasando por temas de su último disco Tudo (2014), que sonó idéntico a su registro en estudio o sus clásicos temas como “Tanto Tempo” de su primer álbum, o su Samba da Benção, donde la potente pero suave voz de Bebel nos dejó sin aliento, además del cover a «Harvest Moon» de Neil Young y dedicar el concierto completo a la memoria de Leonard Cohen.

Todo esto nos habla de una mujer que ha dedicado toda su vida a sentir la música, a vivirla y hacer que los demás también la disfruten con ella. Con su guitarrista llevan 16 años tocando juntos y esa complicidad se ve en el escenario.

Tal vez lo más difícil para un artista es enamorar con melodías simples, pero Bebel dejó en claro que su música es más que eso, así nos muestra una completa pintura de mixturas.

Su despliegue en el escenario no dejó a nadie indiferente. Se mueve con la música, con ese intangible sentir de la bossa nova y sin dejar de lado el lazo que mantiene enamorado el público. Tal vez una de las grandes virtudes de Bebel, es el saber enamorar a los corazones que buscan paz y amor.

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