Congreso en el Teatro Caupolicán: Para los marinos del futuro
24 de agosto 2019.

Por Jaime Farfán.
Fotografías por Javier Martínez.

Cincuenta años no se cumplen todos los días y menos con tanto viento a favor. Los curtidos marinos de los emblemáticos Congreso, ayer festejaron medio siglo desembarcando sobre las tablas del Teatro Caupolicán. Esta celebración, aniversario de la primera presentación que tuvieron como quinteto en el Teatro Velarde de la originaria Quilpué, fue la fecha central de una gira que los llevará, durante todo el 2019, a recorrer decenas de escenarios a lo largo de Chile, y también importantes presentaciones internacionales.

Esta legendaria banda nacional, que nace de la alquimia entre las fértiles tierras de Quilpué y los aires del puerto, llega a las bodas de oro siendo una fuerza activa y relevante en la escena local. Definiéndose a si mismos, en las palabras del miembro y letrista Pancho Sazo, como unos perseguidores de interpretar musicalmente la realidad, en esa búsqueda han logrado construir una mixtura única de rock chileno y progresivo, con tintes de psicodelia y folclor con gran corazón latinoamericano. Una propuesta no carente de complejidad, experimentación y academia. Varios registros en vivo y quince álbumes de estudio, incluyendo La canción que te debía, del 2017, que los hizo acreedores del mejor álbum del año en los Premios Pulsar, brindaron material de sobra para una esperada presentación. La promesa era un show de larga duración, invitados estelares y un recorrido por las mejores postales de Congreso.

Toda la expectativa culminó en un recinto repleto desde temprano, por un público marcadamente multicultural y multigeneracional. En la antesala del show, se exhibieron varios testimonios graficando el legado de estos artesanos del sonido. Claudio Parra, Pedro Aznar, Bororo y Edita Rojas, fueron algunos de los nombres más conocidos, además de jóvenes, turistas y colaboradores casuales, quienes manifestaron la relevancia de la música a nivel personal. Se logra dimensionar el alcance del mensaje, plantado en múltiples corazones, transcendiendo fronteras, razas y edades.

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La escenografía de la noche fue minimalista, atractiva sin ser disruptiva, compuesta por los característicos globos aerostáticos de luz, la carreta de bombos y, una alfombra roja que terminaba en una misteriosa cortina. Pasadas las 21:00 hrs, en medio del clamor del público, se corre el terciopelo y salen al escenario los siete elementos principales de Congreso. Los clásicos Sergio “Tilo” González (batería) y Francisco “Pancho” Sazo (voces), junto a Hugo Pirovich (flauta), Raúl Aliaga (percusiones), Felipe Faure (bajo), Sebastián Almarza (teclados) y Jaime Atenas (saxo). De punta en blanco, los músicos abren fuego con «Canción por encargo». Es un pausado y espacioso comienzo, donde cada instrumento tiene área para relucir sus colores. Los tonos primordiales en la mezcla vienen desde la profunda voz de Sazo, quien, con cimentada experiencia, cantó y recitó las crípticas letras de finales de los ochenta.

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Seguros en su posición, prosiguen con los trepidantes teclados de «A las yeguas del Apocalipsis», un contundente homenaje a Pedro Lemebel que arranca los aplausos. A continuación, las percusiones de Aliaga y los veloces vientos de la flauta de Pirovich, construyeron progresivamente un explosivo clímax en «Cacharpaya». Uno de los momentos más dinámicos se produjo en «El trapecista», donde el Caupolicán entero se unió a los coros de Pancho Sazo. “Estamos contentos, esta es la celebración de un sueño que nació en Quilpué. La música es de uno y para todos, para el mundo, para toda la gente de buena voluntad”, manifiesta, logrando gran cercanía con los asistentes.

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La siguiente fase de la presentación estuvo coronada por la figura de Nicanor Parra, mientras Congreso recorrió varios temas del trabajo colaborativo Pichanga, el álbum del 1992 para la Convención sobre los derechos del Niño. Con canciones como «El error consistió» y «No se diga que somos hispanoamericanos», destacó la potente vigencia de los versos del antipoeta. Más avanzada la jornada, también se produjo una memorable rendición de “Un día un árbol me preguntó”, cuando sus ritmos peruanos se desataron de la mano del talentoso guitarrista Simón González, apoyado por el virtuosismo de la batería de Tilo.

Tal como se había anunciado, una parte vital de la celebración fueron los invitados. Un regreso al pasado sin máquina del tiempo, se produjo en el Caupolicán cuando subieron al escenario Joe Vasconcellos y Ernesto Holman, piezas clave del Congreso de la década de los ’80. El cariño de los seguidores a esta fase en la trayectoria del grupo, se palpó en “Hijo del diluvio” e “Hijo del sol luminoso”, donde las voces del público se transformaron en un instrumento más al unirse alrededor de la que es probablemente la canción más popular de la banda, todo un himno colectivo.

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La retrospectiva continuó cuando para “Maestranza de noche” suben al escenario los hermanos Fernando y Patricio González, junto a Fernando Hurtado, uniendo la formación original en un recorrido por varios cortes de El Congreso y Terra incógnita, las primeras placas. Las delicadas letras de Fernando destacan en “Tus ojitos” y la singularmente psicodélica “El cielito de mi pieza”, demostrando que estos artistas no son figuras de museo, o sonidos acumulando polvo en los estantes de algún coleccionista de vinilos. Poco después, cerca de la medianoche barquitos de luz recorrieron el público del Teatro de San Diego, en honor al querido pianista Jaime Vivanco.

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Siendo uno de los principales baluartes de resistencia artística en plena dictadura, el fantasma de esta no se hizo ausente, son épocas entretejidas en el ADN de los presentes. Una emocionante “Pájaros de Arcilla” contó con la participación de la Banda Conmoción, en uno de los momentos inolvidables. Otras invitadas de primer nivel fueron Magdalena Matthey e Isabel Parra, quienes se lucieron con “Pasillo de Amor” y “Canción de la Verónica”.

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Con casi cuatro horas de show, la histórica agrupación nacional demostró su mejor juego, con la mirada puesta hacia al futuro, pero sin olvidar el pasado. Con tanta energía sobre las tablas, pareciera que la travesía va a continuar por siempre. “Los poetas no mueren nunca, mientras haya otro poeta que los escuche, que los lea, que los escriba” dice un nostálgico Sazo, recordando a Parra. El cuerpo decae, y el fantasma del retiro ronda con semejante trayectoria, después de todo, ningún grupo de rock ha llegado a cumplir un siglo. Pero tal vez este si lo haga. Si algo quedó claro ayer, es que Congreso no es los músicos ni los instrumentos. Son los revolucionarios, los profesores, los partícipes tejedores de la trama donde se sustenta lo que es actualmente la escena musical de un país. Es una familia de amigos, una tripulación de artistas, canalizadores de la cotidianidad, un ecosistema, una unidad viva en constante evolución y expansión. Es una nave, donde todos están invitados a abordar.

Setlist:
Canción por encargo
A las yeguas del Apocalipsis
Cacharpaya
El trapecista
A los arqueólogos del futuro
El error consistió
Ya no sueño
Entonces fue cuando le preguntaron
No se diga que somos hispanoamericanos
Hay una mirada
Nocturno
El baile de todos
Canción del último hombre
Hijo del diluvio (junto a Ernesto Holman, Joe Vasconcellos)
Viaje por la cresta del mundo
Hijo del sol luminoso (junto a Joe Vasconcellos, Ernesto Holman)
Y esos ojos no me dejan de mirar
Domingo de ramos
Pájaros de arcilla
Quenita violin (junto a Banda Conmoción)
Maestranza de noche (junto a Fernando González, Patricio González y Fernando Hurtado)
Juego (junto a Fernando González, Patricio González y Fernando Hurtado)
Tus ojitos (junto a Fernando González, Patricio González y Fernando Hurtado)
El cielito de mi pieza (junto a Fernando González, Patricio González y Fernando Hurtado)
Vuelta y vuelta (junto a Fernando González, Patricio González y Fernando Hurtado)
Premio de consuelo
Canción por la paz
La canción que te debía
Cero problema
En horario estelar
Un día un árbol me preguntó
El rey Midas (junto a Simón González)
Contemplación
Pasillo de amor
Canción de la Verónica
Festejo
Con los ojos en la calle
Heroina de N.Y.
Viaje por una ilusión
Mundo al revés
En todas las esquinas
Con el corazón

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Una Respuesta

  1. Eduardo Lorca

    estuvo increíble el recital, pero ojos en la calle y horario estelar no la tocaron, las extrañé, pero con las joyas que tocaron, no pido más