Por Juan Pablo Ibarra.

Angelo Pierattini, es uno de esos músicos que no necesita presentación. Con una vasta trayectoria forjada a lo largo de los años, consagrada en muchos proyectos y bandas exitosas y discos, nos recibe desde México para charlar sobre su actualidad, sus proyectos (pasados, presentes y futuros) y su ajetreada agenda de trabajo (a pesar de la cuarentena). Su camino en la música, sus inicios y su visión sobre algunas cosas, donde emergieron reflexiones y anécdotas que sin duda son sabrosas para el público en general y su fanaticada que cada día crece más.

Hola Angelo, gracias por conversar con nosotros ¿Cómo estás pasando la cuarentena?

Yo estoy acá en México. Con una cuarentena ya voluntaria, porque todavía no hay como una petición oficial del gobierno. Pero hace un mes y una semana, más o menos. Pero nada. Pasándola. Tocando conciertos online. Talleres de canciones. Componiendo. Terminando mi disco solista que sale este año, terminando de mezclarlo. Eso lo estoy trabajando con Pablo Stipicic. Estoy terminando el disco de Cordillera, que es la banda que tengo con Carlos Cabezas. Estoy terminando de componer el disco de Weichafe. Y estoy haciendo también cosas anexas, personales. Con el tiempo súper ocupado. Estudiando también. Tenía planeado estos meses estar retirado de tocar en vivo un poco, y así hacer actividades de estudio, de escritura de música, de estos discos que están ahí a punto de salir, y que hay que dedicarles tiempo para ver todos los detalles, y lo único que sume fueron estos shows virtuales en vivo, que los puedo hacer desde mi casa, así que esto me pillo bien parado a mí por lo menos. Lamentablemente hay mucha gente que no lo está pasando bien, y es por eso mismo que uno genera contenido, para así poder acompañar a un montón de personas.

¿Còmo ves el desarrollo de la industria musical dentro de este actual contexto?

Creo que, para nosotros, la música independiente, que es básicamente el cien por ciento de la música chilena, tenemos la capacidad de adaptarnos, de reinventarnos. Estamos constantemente generando nuestros propios contenidos. La mayoría de nosotros no depende de una inversión tercerizada, o de una línea editorial, o de una multinacional. Entonces creo que tenemos la capacidad de reinventarnos siempre y eso es súper bonito y positivo. Somos un circuito muy creativo en ese sentido. Tanto en el musical, como también en el hecho de enfrentar este tipo de emergencias.

¿Cómo fueron tus inicios en la música?

Uf que difícil. Pero mira, un resumen. A los 11 años partí tocando batería en una banda con mi hermano. Después las cosas de la vida me llevaron a la guitarra. Y entre los 15 y los 17 años estuve tocando en una banda de covers, en un bar, como banda estable. Iba al colegio, fines de semana, viernes y sábado tocando ahí entre unas 4 a 5 horas. Luego estudie música dos años, en la SCD. Entonces mi carrera es básicamente autodidacta, en el plano formal he estudiado muy poco, y en lo informal, estoy constantemente en eso. Después forme parte de la banda del Quique Neira, Bambú. Después fundé Weichafe. Y el 2008 empecé mi carrera solista, hasta el día de hoy. Y entre medio, en todos esos años, he tenido bandas paralelas, proyectos, música de películas, música de series de televisión, 31 minutos, etc.

¿Qué motivos te llevaron a decidir dar tu vida a la música?

Yo creo que… es que me gusta mucho. Desde tan chico empecé, que nunca en mi cabeza hubo otra opción, y le tomé el gusto tan chico, que imagínate, llevaba dos semanas tocando guitarra antes de mi primera tocata como guitarrista, esto fue en octavo básico, un compañero organizo una tocata en el colegio, para una graduación de octavo básico. Toque ahí en vivo y fue tan fuerte lo que sentí, me gustó tanto, tanto, tanto, que no lo deje nunca más. Y me dedique a eso por completo. En mi adolescencia estuve básicamente encerrado en mi casa, sacando canciones, salía básicamente a tocar, con las bandas que tenía. Siempre me lo tome muy enserio. No sé si hubo una decisión. Yo creo que es lo que es nada más. Así como dicen algunos, como que me eligió. En mi casa siempre se escuchó mucha música, la música ha sido hasta el día de hoy -en mi casa con mis padres- una cuestión súper importante, Yo creo que tiene que ver con eso: era un código que venía conmigo desde mi nacimiento.

¿Qué nos podrías contar acerca del proceso del cover a Jorge González «Carita de Gato»?

Bueno Jorge González es un referente absoluto. Una inspiración para mí, desde hace mucho tiempo. Y ese disco en particular «Mi Destino», ese disco solista, fue un disco de cabecera para mi durante mucho tiempo. Creo que me lo compré en el año que salió, fue en el 99′, fines del 99′, principios del 2000, por ahí. Me lo compre en cassette, me acuerdo, en la Feria del Disco. Es un disco que me marcó mucho. Encuentro que es un discazo. Admiro mucho la carrera del Jorge, porque es súper arriesgada y visionaria. Es un tipo que no se quedó solamente con lo que hizo con Los Prisioneros, sino que exploró y exploró. Es un artista que lo encuentro demasiado, demasiado potente para la música chilena y a nivel mundial igual. Tanto como letrista y como músico.

«Carita de Gato» es un tema de gusto común con Diego Lorenzini, a quien conocí acá en México, se quedó en mi casa cuando vino a una gira. Nos hicimos muy amigos, tuvimos conversaciones muy bacanes, sobremesas de 4… 5 horas, increíbles, compartiendo música, puntos de vista, de todo, políticos, sociales, musicales, de todo, de todo. Y teníamos un show es un lugar que se llama El Foro del Tejedor, y decidimos tocar una canción juntos, y elegimos esta canción, porque los dos sentimos una admiración muy fuerte por Jorge, y fue muy loco porque fue entre un almuerzo y la prueba de sonido, teníamos 2 horas para irnos a la prueba de sonido después de almuerzo. Entonces almorzamos y luego hicimos el cover, ahí, en la sobremesa, y yo en mi casa siempre tengo un sistema para grabar, y lo grabamos de una, inmediatamente, nos dijimos, registremos esto, sin ningún interés de publicar, nada. Como nos gustó tanto la versión, la registramos. Y después, antes que se fuera Diego, la arreglamos un poco. Luego le hice una producción musical, grabé un par de instrumentos más. Siempre pensando en que fuera algo bien mínimo. Valentín Fertorández, fue quien lo mezcló y masterizó, quien es un amigo muy cercano, un gran ingeniero. Y nada, salió así, y luego ya nos pusimos de acuerdo para sacarla. Paso arto tiempo, desde noviembre. Imagínate, recién la sacamos, y la grabamos en noviembre, entre fines de noviembre del año pasado.

¿Te gustaría seguir repitiendo este tipo de dinámicas?

Si. Es algo que yo ya he hecho muchas veces. He colaborado en un montón de discos. Por ejemplo, un disco que te nombraba al principio, el disco con Carlos Cabezas. Grabé en el disco «Que se caiga el cielo» con Electrodomésticos. He participado en dos discos en vivo, uno de esos con Carlos Cabezas y otro con Electrodomésticos, tenemos el proyecto Cordillera con un disco que vamos a sacar este año. Ahora voy a cantar con Trópico Sur, que es un proyecto de Gonzalo Cordero, guitarrista de Joe Vasconcelos y Ana Tijoux. Con un proyecto de cumbia, de rescate cumbias de sonora. Y ahora vamos a sacar una canción con Mauro Lira, que es guitarrista de Santa Feria, por ejemplo.

Yo amo la música. Para mí las etiquetas son una tontera del mercado no más. La música es un lenguaje tan bonito, hermoso, que tiene afortunadamente un montón de faunas distintas por donde uno puede comunicar. Y finalmente todas estas diferentes formas de comunicar la música, vienen de un mismo flujo, y he ahí dónde me gusta conectarme a mí, desde el lugar del querer comunicar, del querer viajar por los sentidos. Siento que la etiqueta y los prejuicios son parte de un mercado que mí no me compete, no me convoca. Entonces afortunadamente en tenido la posibilidad la participar en un montón de colaboraciones, y las voy a seguir haciendo, me encanta, encuentro que es tan rico poder colectivizar la música, y poder también complementar colores diversos. Me encanta.

¿Qué artistas o bandas chilenas estas escuchando actualmente?

Bueno, bandas chilenas, estoy escuchando a los The Patting Kimcha, el dúo Molina-Mena, que sacaron un disco recién, a los Parálisis del Sueño, que me gustaron mucho, los escuche hace como una semana, y están súper buenos. Haber déjame pensar… he estado escuchando música de todos lados, pero solamente chilena… Me gusta mucho lo que está haciendo la Canta Musa, me gustan también varias canciones del Vicente Cifuentes. Los clásicos de siempre, el mismo Carlos Cabezas, Electrodomésticos, o solistas los dos, encuentro que es una joya, Los Tres son una joya, Leo Quinteros es una joya absoluta, una de las mejores canciones de la música del mundo es «La Enredadera», me gusta, las mejores letras del mundo, impresionante. Jiminelson también me gusta. Es música chilena de cabecera que he tenido durante mi vida, el mismo Jorge González. Me gusta mucho lo que hace Diego Lorenzini también, me gusta esa ironía, y aparte, sus ilustraciones son impresionantes. Cuando era chico también me gustaban mucho los Fother Muckers. Eso.

¿Cómo ha sido el proceso de dar a conocer tu música en un mercado tan grande como el mexicano?

Es un proceso bien interesante, porque es un circuito que funciona súper distinto al chileno. Hay muchísimos músicos, por lo menos unas cinco veces más, dando más vueltas que allá, y eso lo hace muy interesante porque conoces un montón de música que muchas veces no llega a Chile, o sea, mucha de ella, por lo menos un ochenta por ciento, y eso es genial. Conocer formas distintas de escribir música, de escribir letras, de tocar instrumentos, hay ahí una riqueza que es súper potente. Más aún, hay una música local que es muy transversal, música folclórica. Entonces hay un color ahí, que, en muchas bandas, independiente del estilo, hay un color básico, que acá se hace muy atractivo. Como es tan grande, es una experiencia en la que hay que tener paciencia, y estar constantemente mostrando, tocando. Creo que es un trabajo que es cómo lo mismo que se hace en Chile, pero que es de más largo aliento porque este es un lugar demasiado grande, imagínate que solo en Cuidad de México hay veintisiete millones de personas, entonces ya cubrir solo Cuidad de México es como cubrir mucho más que Chile, y eso lo vuelve una dinámica completamente de otra dimensión. Son lugares distintos. Pero en términos estructurales, creo que lo que se necesita de uno, de tocar, de darle, de tener constancia, sistema, disciplina, paciencia. Es como casi lo mismo en ese sentido. Ha sido una experiencia increíble. Para mí ha sido súper enriquecedor estar acá.

Tu carrera discográfica es extensa y compuesta de varios proyectos musicales ¿Cómo te sientes con todo lo que has cosechado?

Lo que me pone más contento, es acordarme de cuando tenía 13 años y pensar «me encantaría dedicarme a eso», «me encanta tocar», todavía a los 13 años no había hecho ninguna canción, con suerte me sabía unos cuatro acordes. Pero estaban esas ganas. Como te digo, después de esas dos semanas de comenzar a aprender a tocar guitarra, que me sabia tres acordes, cuatro acordes con suerte, me subí a un escenario a un colegio y eso me cambió la vida, ese vértigo, más aún me aprendí las canciones ese mismo día de la tocata, fue muy riesgoso, pero bueno, tuvo ese espíritu de niño, donde uno se lanza no más, es diversión y miro para atrás, y sigo sintiendo lo mismo, me encanta eso, uno no se da cuenta, y pasa el tiempo, y me sigo dedicando a lo mismo, ahora ya haciendo canciones, produciendo de repente a otras bandas, tocando fuera del país, hay cosas que claramente se han sumado, he grabado un montón de discos. Pero la energía con la cual enfrento esto, es la misma de esa época: todo es por la música, todo es por pasarlo bien haciendo música, y conectar con ese flujo intuitivo. Entonces yo estoy muy orgulloso de eso, de poder mirar para atrás, y decir, sigo conectado a ese flujo, y me encanta.

¿Cuáles son tus otras áreas artísticas predilectas?

Me gusta escribir mucho. Y de hecho tengo muchos textos por ahí dando vueltas, con los cuales quiero hacer algo, pronto. También entre el 99 y el 2005 participe a un colectivo multidisciplinario, de artes visuales, música, filosofía y literatura también, con el cual hicimos un disco llamado «Registros Perdidos», el año 99 que era un disco de composiciones con puros sonidos de nuestro entorno biográfico, con muy poco instrumento musical. Luego el 2001, empezamos a crear un proyecto llamado «Calle de Acontecimientos» que eran instalaciones, intervenciones, tanto desde las artes visuales y desde la música, o como también desde el conjunto de estas, y apoyado también con textos, con imaginario literario. El 2004 nos llamaron de Portugal a hacer una exposición, que tenía que ver con intervenciones urbanas e instalaciones. También expusimos en el Museo de Arte Contemporáneo. Expusimos en varias galerías, y el peak de esto fue en el MAC, pero pedimos el museo fuera de horario, porque nuestra propuesta tenía que ver como con la intemperie, con lo urbano, con la calle, con estar fuera del lugar oficial. Entonces afortunadamente el Museo entendió la propuesta, y nos pasó las instalaciones fuera del horario oficial y fue increíble poder activar ese lugar en la noche. Me encanta eso, mucho, las artes visuales. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de trabajar en ello. Hace poco hice la composición sonora para Rosario Perriello, que es una artista visual chilena, que hizo una exposición no hace mucho tiempo. Y siempre en realidad tengo un vínculo ahí desarrollado, en el que me gusta participar.

¿Cómo te llevas con el uso de las redes sociales?

Voy a tratar de completar la pregunta anterior. También he participado mucho en cine, música en relación a una imagen. También para la televisión, por ejemplo, he hecho la música para la película «Niña de Arañas», también tuve la chance -gracias a Carlos Cabezas- de haber participado en la película del No, en la película El Club. Con Pablo Ilabaca hicimos la banda sonora completa de la película de 31 Minutos, también participe con tres composiciones del disco Ratoncitos de 31 Minutos, que fue Míster Guantecillo, Parque de Diversiones, y Ratoncitos. También eso lo puedo agregar a la experiencia artística, musical, en otras áreas. También he escrito para la misma Rosario Perriello, he escrito textos de recepción en exposiciones de museos, un texto poético en este caso, casi como un relato, lo hice para una exposición de ella.

Bueno, las redes sociales son una herramienta, de comunicación. Siento que es una síntesis, para poder comunicarte con la gente más cercanamente, me gusta eso, que pueda existir un vínculo cercano con el público, como que siento que las redes sociales generan eso, por lo menos de la manera en que yo las ocupo.

Siento que me genera un vínculo mucho más cercano del que ya tengo, porque lo que yo he hecho siempre -como músico- es estar muy cerca del público que sigue mi música, cerca en todo sentido, como siendo bien honesto, con mi música, con ellos, con las circunstancias. Entonces, creo que las redes sociales son una manera de poder llegar un poco más adentro, un poco más cerca. Por lo menos desde el uso que yo tengo. Porque pueden tener un millón de usos. Pero por lo menos el que yo conozco, el que yo sé, el que a mí me gusta desarrollar, es ese, para estrechar el vínculo (para sintetizarlo en una frase). Para estrechar el vínculo con la audiencia, con la gente que sigue lo que yo hago.

Muchas gracias por tu tiempo Angelo. Para finalizar, te dejamos este espacio libre para decirnos lo que quieras.

Bueno, primero que todo, decirles que se cuiden, que cuiden a los suyos, que dejan entrar la reflexión, desde el lugar que más les haga sentido. Creo que es muy importante en estos momentos reflexionar y generar cambios importantes en uno. Para mí ahí está el eje, el punto neurálgico de todas las cosas que están pasando hoy, para así, poderlas llevar adelante de una buena manera. Creo que nos sirve mucho este tiempo para generar ese punto de inflexión y reflexión. Agradecerles, además, a toda la gente que ha estado conmigo desde hace tanto tiempo, también a la que hace poco ha ingresado a esta ruta, también a los que están por venir. Darles un abrazo, decirles que les agradezco mucho esa energía, porque es parte del flujo creativo también y del flujo amoroso que necesita este oficio tan lindo que es la música. Así que eso. Les mando un abrazo. Muchísimas gracias. Un beso gigante.