Por Francisca Neira.
Ayer, lunes 15 de enero de 2018 nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento de Dolores O’Riordan, mundialmente conocida por ser la voz principal de la banda irlandesa The Cranberries. Los motivos del deceso aún no se han dado a conocer públicamente y la familia ha solicitado a la prensa y al público en general que se respete su privacidad en este momento, ya que la muerte de la cantante ocurrió de manera inesperada a la temprana edad de 46 años.
Desde muy joven, incluso antes de cumplir 18 años, Dolores se mostró muy interesada en la música y comenzó a sacar partido de su especial voz, que proyectaba tanto fuerza como ternura y que ella mezcló siempre con técnicas de canto celta, transformándola en un sonido único que fue su sello distintivo en relación a otras vocalistas de la época.
En 1989, O’Riordan se sumó a la formación de The Cranberries, quienes saltaron a la fama en la década de 1990 con su álbum debut Everybody else is doing it, so why can’t we?, que incluía el hit “Linger”. La mezcla de sonidos provenientes de un rock más bien duro, de guitarras corrosivas y baterías arrolladoras, mezclado con composiciones que rayaban en lo fantástico (sin dejar de lado la crítica hacia los grandes problemas de Irlanda, como la pobreza), melodías más amables y la voz multifacética y maleable de Dolores, les permitió repetir el éxito cuatro años más tarde con su segundo trabajo discográfico, No need to argue, que incluyó canciones tan emblemáticas como “Zombie” y “Ode to my family”, las que llegaron a los primeros puestos de los rankings internacionales, incluyendo los chilenos.
No obstante, la vorágine de la fama y la intensidad del ritmo de trabajo que mantenía la banda provocó que durante la gira promocional del tercer disco de The Cranberries, To the faithful departed (1996), la vocalista presentara algunos indicios de anorexia, lo que llevó a la suspensión de algunas presentaciones y que marcaría el inicio de una serie de problemas de salud física y mental que acompañarían a O’Riordan de ahí en adelante.
En parte por lo anterior, en parte por el desgaste propio de las relaciones entre los integrantes de una banda musical, a partir de 1996 se sucedieron varios periodos de separación y posteriores giras de reconciliación o grabaciones de discos de estudio, como fue el caso de Bury the Hatchet en 1999, Wake up and smell the coffe en 2001, Roses en 2012 y del más reciente Something else, del recién pasado año 2017, que representaba un desafío completamente nuevo para la agrupación ya que consistía principalmente en una reinterpretación de temas emblemáticos de sus comienzos junto a la Orquesta de Cámara Irlandesa, más tres temas inéditos.
Entre medio, Dolores desarrolló algunos proyectos como solista y editó dos discos de estudio: Are you listening? cuya gira promocional la trajo por primera vez a Chile en 2007 y No Baggage del año 2009.
Pese a la creatividad y productividad musical de la cantante, la realidad de su vida privada estuvo siempre marcada por retornos intempestivos a la anorexia, el sufrimiento de dolencias que dicha enfermedad provocó en su cuerpo cada vez más desgastado y desequilibrios mentales que la llevaron, más de una vez, a apoyar ciertas causas relacionadas con pacientes psiquiátricos o salud mental.
De hecho, el año recién pasado, Something Else llevó a The Cranberries a una gira que no alcanzaron a terminar debido a problemas con la espalda de O’Riordan, lo que no necesariamente está vinculado con la prematura muerte de la misma, pero que denota el deterioro de la irlandesa.
Ayer, cuando el periódico Independent anunció que la vocalista había fallecido en Londres, lugar en el que se encontraba grabando las voces para una “sorpresa” que preparaba la banda para los fans, la conmoción y el pesar fueron inmediatos entre los seguidores de la banda y el público en general, tal como lo demostraron las sentidas condolencias que entregó el presidente de Irlanda, Michael Higgins, a la familia de O’Riordan.
No hay dudas de que el vacío que Dolores deja en el mundo de la música es enorme, particularmente para una generación que ya ha visto partir a muchos de los artistas que marcaron su juventud, pero también para la generalidad de la población que fue alcanzada alguna vez por la popularidad y sensibilidad de su voz.
Excelente artista que trajo con su musica no solo arte sino reflexión y consciencia.
Otra gran voz que se apaga, atormentada por sus demonios internos, esos que todos tenemos, nos deja su legado musical. Exlente nota