Erasure en Movistar Arena: Develar nuestro ser es la consigna
3 de mayo 2018.

Por Francisca Neira.
Fotografías por Felipe Morales.

¿Habrá una persona, en el mundo, más simpática que Andy Bell? Perdón, enfoquémonos en el concierto. Anoche se presentó en Movistar Arena, por tercera vez en Chile, el dúo británico Erasure. Desde hace meses, cuando supimos de su visita, esperábamos ansiosos que llegara el día en que se preveía una fiesta de proporciones y nadie, repito, nadie, salió defraudado del recinto capitalino. A las nueve en punto se apagaron las luces y se encendieron los tres marcos ubicados sobre el escenario: una corista en cada uno de los laterales, Bell en el central y Vince Clarke, el ex Depeche Mode, en el travesaño del mismo.

“Oh L’Amour” abrió los fuegos de la jornada coreada a pulso por todos los presentes. Un vocal parafernálico en su vestimenta y su actitud se contrapuso a un tecladista formalmente enfundado en un terno gris oscuro que intentaba no llamar la atención, pero que era aplaudido cada vez que sus gestos variaban de su propia norma. Erasure llegaba a nuestras tierras con su música bailable y su discurso transgresor por naturaleza. En el público un marino, un hombre envuelto en animal print de leopardo, mucha lentejuela y mucho raso estampado daban la bienvenida (otra vez) a la desinhibición, a la aceptación personal y a la alegría de ser quien se es.

El saludo, en español, sería solo la primera de las intervenciones que muy distendidamente Bell realizaría, prácticamente, entre canción y canción. Primero fue un agradecimiento, luego un “qué calor hace aquí” y más tarde varios brindis acompañaron los sorbos que le daba a un vaso de whisky que en ningún caso mermó la voz que sonó potente en cada tema. De hecho, las baladas como “Sweet Summer Lovin” y “Take Me Out of My Self” dejan en evidencia la calidad vocal del músico quien, acompañado por Emily y Valery, las dos coristas que lo flanquean, genera un aura en la que se contraponen lo tierna de algunas de sus letras con la severidad que a ratos adquiere su estampa.

Después de “In My Arms”, el brillo de la polera de Andy quedó al descubierto al sacarse la chaqueta, para dar paso a un coro multitudinario que lo acompañó en “Chains of Love”, “Who Need Love Like That” y varias más. “Ésta yo creo que se la saben” fue la frase introductoria para “I Love To Hate You”, que hizo estallar en gritos, cantos y baile a la audiencia que, prácticamente, repletaba el lugar. En todo caso, el punto más alto de la noche, en términos de fervor de la fanaticada, vino con la interpretación de “Stop!”, quizá archiconocida por musicalizar las apariciones de un par de personajes de un programa humorístico que lideró el ranking de la TV nacional durante mucho tiempo ¿Les suena?

Desde las alturas, Vince Clarke coreaba algunos temas en su micrófono cincuentero o tocaba su pandero con luces o rasgueaba su guitarra acústica. O, claro está, se encargaba de manejar pulcramente las máquinas que lo han convertido en un ícono y en un grande de la música durante décadas. Es “Sacred”, en todo caso, esa oda a los sintetizadores, la que mejor encarna el espíritu que Clarke ha impregnado a Erasure y a su carrera musical en general. Una canción bailable, electrónica, pero de espíritu rebelde, transgresor, sacrílego.

Después de “Sometimes”, que nos puso a todos a bailar desenfrenadamente, vino una despedida corta, sin mucho escándalo, casi sorpresiva, aunque ya llevaban casi una hora y media de show. Pero todos los apostados en el recinto de Parque O’higgins no le harían tan fácil la tarea a los británicos y los gritos fueron ensordecedores e incansables durante un buen par de minutos, llamando de vuelta al dúo y sus dos voces de apoyo para continuar la fiesta. Entonces volvieron. Clarke tras su guitarra negra, Bell en un enterito que simulaba un bodysuit de tatuaje tradicional y las dos chicas brillando en el refulgir de sus trajes. Todos en primera fila interpretaron, para terminar, el a estas alturas himno “A Little Respect” que sonó fuerte, claro, tal cual consigna en marcha, en las voces de todos los que ahí estábamos.

Lo de anoche fue más que un concierto, más que una fiesta. Fue, en realidad, la expresión desenfadada de la realidad de cada una de las miles de personalidades que llegaron al Movistar Arena. Un reclamo musical por la aceptación de la diferencia, del respeto, de la aceptación. Y todo ello en clave de alegría y distensión, porque pese a lo árido que puede resultar el tema, Andy Bell se lo toma con naturalidad y nos hace reír con sus preguntas al estilo “¿creen que me parezco a Barbarella? ¿un poquito?”. Y sí, porque por noventa minutos todos, todos, pudimos ser lo que realmente somos, bailando, cantando.

Setlist:
Oh L’Amour
Ship of Fools
Breathe
Just a Little Love
In My Arms
Chains of Love
Sacred
Sweet Summer Lovin
Victim of Love
Phantom Bride
World Be Gone
Who Needs Love Like That
I Love To Hate You
Take Me Out Of My Self
Blue Savannah
Drama!
Stop!
Love You to the Sky
Always
Sometimes

Encore:
A Little Respect

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Una Respuesta

  1. Llillo Cronopio Guzmán

    Que bonito review, tienes toda la razón.
    Muchas gracias por tu dedicación y respeto ppr los chicos y todos nosotros sus fans.
    Lo dijiste todo tal cual es y siempre ha sido la esencia de V&A.