7 de Noviembre – Teatro Nescafé de las Artes – 21 horas

Durante los años del exilio en Francia, Willy Oddó, músico y emblemático integrante del grupo QUilapayún, como muchos de sus compañeros, grababa cassettes. Como cartas para su familia en Chile, en fiestas y “canturreos” o, simplemente, solo cantando lo que era su repertorio personal y que fundamentalmente se trataba de zambas argentinas y tangos. El año 2019, tras casi 30 años de la muerte de su padre, su hijo Ismael encontró y tomó ese archivo, mejoró los sonidos, sumó otros músicos e incorporó su voz y su guitarra. Ahora lo presenta como Canciones con mi viejo.

null

Ismael y Willy nunca coincidieron en vida en el oficio musical. Willy Oddó había sido músico desde niño. Tocaba en grupos folclóricos, estudiaba Ingeniería en la Universidad Técnica y cuando tenía 23 años, en 1967, se integró a Quilapayún. Con el grupo vivió más de veinte intensos años: cinco en Chile, hasta el Golpe Militar, y quince de exilio en París. Allá fue donde, en 1975, nació Ismael, su único hijo con Rayén Méndez, la compañera de toda su vida.

Los tres regresaron a Argentina primero, y luego a Chile en 1989. Tres años después, un también jueves 7 de noviembre (pero de 1991), Willy fue asesinado en una calle de Santiago. Ismael tenía 16 años. Tiempo después estudió composición, luego teatro, y el 2003 los compañeros de su padre en Quilapayún lo invitan a sumarse al conjunto, donde permanece hasta hoy.

Ismael también forjó una carrera solista de dos discos (Bando N°1 el 2011 y Ecce Homo, el 2015), que se multiplicó en muchos otros proyectos (Colectivo Cantata Rock, Las Últimas Composiciones de Violeta con Ángel y Javiera Parra, Maestro Juba, la colaboración permanente con Álvaro Henríquez, con Ana Tijoux, con Chancho en Piedra, el grupo Tikitiklip y varios otros).

En medio de eso tomó los cassettes de su papá, que conocía hacía mucho tiempo y seleccionó diez canciones. La mayoría son zambas argentinas, siete en total, que Willy cantaba regularmente desde los tiempos de la Peña de la Universidad Técnica en la década del ‘60. Una inédita musicalización del poema de Mario Benedetti “Porque cantamos” y dos tangos completan la lista. Uno de ellos es “Re-volver” – de Eduardo Carrasco y Desiderio Arenas- que cantaba con Quilapayún, y que narra la melancólica sensación del regreso al país después del exilio: “Volver con tanta espera sin abrir”.

Junto al ingeniero Jorge Fortune, Ismael también mejoró y restauró las canciones, que habían sido grabadas en radiocassettes, en un proceso largo y acucioso. A partir de esa base, puso su voz en algunas, agregó su guitarra e invitó a experimentados músicos, como Raúl Céspedes, Danilo Donoso, Federico Faure, Ángela Acuña, Federico Terranova, Camilo Salinas y DJ Pizza. Con ellos grabó en los estudios del GAM y en estudios Triana, y finalmente mezcló y masterizó nuevamente con Jorge Fortune.

Canciones con mi viejo no es su tercer disco solista, ni tampoco es el primer disco solista de Willy. Es, en rigor, el primero de ellos como un dúo, de padre e hijo, cantado en distintas épocas, pero en el mismo momento de sus vidas.

La grabación más “nueva” de Willy en el disco es “La zambita de San Rosendo”, que cantó en la fiesta de despedida que le dio Quilapayún en París, cuando partió a Argentina en marzo de 1988. Willy tenía entonces 44 años. La misma edad que hoy tiene Ismael.

Entradas disponibles online a través de Ticketek.cl, comprando hasta 72 horas antes de la función y en puntos de venta habilitados en tiendas Hites.
Sin recargo en boleterías del Teatro (Manuel Montt 032, Providencia), y en el Centro de Atención a la Comunidad (Av. Providencia 1266).