Por Tomás Soto.

Si ser gerente general de una empresa es un cargo difícil, el cuidar de cuatro hijos por una semana será aún peor. Todo esto claro, sin su madre.

El director argentino de 40 años, Ariel Winograd, creador de comedias románticas como Permitidos (2016) o Sin Hijos (2015), llega esta vez con una producción de similar estilo, pero que, sin embargo, deja de lado el romanticismo y se enfoca derechamente en crear un sinfín de situaciones incomodas, estresantes y por sobre todo cargadas de risas y regocijo.

El destacado y galardonado actor, Diego Peretti (Premios Martin Fierro, El Clarín, Cóndor de plata y Konex) y protagonista de innumerables papeles, se ve en esta oportunidad con la misión de encarnar a Víctor, un gerente general de recursos humanos de la cadena de supermercados Home Rabbit, en la cual, a pesar de gozar de una excelente posición en la empresa, no logra convencer por completo a su jefe, puesto que, se le ve como un tipo blando y sin la fuerza necesaria para hacer valer su autoridad en el cargo. Aunque, como es de esperarse para la mala suerte del protagonista, el querer convencer a su jefe y cumplir al pie de la letra las exigencias de este, puede traerle tremendas consecuencias cuando menos lo espere.

Por otra parte, en el «dulce» hogar del acomplejado protagonista se encuentra su esposa e hijos, quienes hasta ese momento no son mayor problema.

Vera (Carla Peterson), esposa de Víctor, es algo así como la dueña de hogar, encargada de que todo se desarrolle prolijamente y a la perfección, tanto en su casa, como fuera de ella en las actividades y vida diaria de sus cuatro dispersos hijos. Nunca dejando nada al azar y planificando cada detalle con rigurosidad para un correcto desarrollo semanal, libre de problemas e inconvenientes.

Sin embargo, Vera, en una comida y posterior conversación con una amiga, se dará cuenta que, durante años, solo se ha dedicado a cuidar, atender y ayudar a sus hijos y marido, pero nunca realmente se había creado el tiempo para ella, ni mucho menos para relajarse un par de días. A raíz de esto, Vera, se propone finalmente llevar a cabo el añorado e improvisado viaje a Machu Picchu, que por tanto tiempo había dejado de lado, y que además de realizarlo, la tendría 10 días fuera de casa, alejada de toda su linda pero estresante familia.

Como consecuencia, Víctor, tendrá solo 24 horas para adaptarse a un mundo completamente desconocido para él, pero que, más allá de los múltiples problemas y aventuras embarazosas que le traiga esto consigo, le servirá para abrir los ojos y darse cuenta de todo aquello que durante la etapa de crecimiento de sus hijos no había priorizado.

Es difícil encontrarle algún punto malo a esta comedia trasandina, ya que, más allá de ser un fiel seguidor de las comedias y del cine argentino en general, esta producción se compone de ciertos elementos que siempre son agradecidos y muy bien recibidos por uno como espectador. Hablo de la risa rápida, fácil y sana, originada a partir de situaciones diarias y acontecimientos simples, no muy elaborados, que a su vez pasan realmente a cada minuto en la película, es por esto que no se debe esperar a situaciones puntuales para soltar aquella tan esperada carcajada por la cual la gente paga su entrada.

Quizás, sea esta última razón, la responsable de que el film no sea del gusto de uno que otro presente, debido que, al no componerse por un guión demasiado elaborado, con giros ni acciones inesperadas o detonantes relevantes, se puede volver algo obvio lo que ocurrirá, sólo dejando a la duda de cómo sucederá el hecho en cuestión. Sin embargo, eso ya sería buscarle demasiados peros a un film que no busca nada de eso, puesto que, lo que el espectador desea es ir a reírse y pasar un buen rato frente a una pantalla, la cual proyecte situaciones graciosas, lo que no quiere decir que se acepte cualquier estupidez que cause gracia, y bajo mi percepción la película cumple encantar y empatizar con el público de principio a fin.

La cinta, se posiciona hasta el momento como la más vista de lo que va del año con más de mil asistentes en Argentina, dejando inesperadamente un par de peldaños más abajo y superando por poco más de la mitad a producciones tremendamente prometedoras, como la reciente Nieve negra del exitoso Ricardo Darín. Argentina, Perú y Colombia ya tuvieron la oportunidad de verla, y ayer 14 de septiembre llegó finalmente a todas las salas de Cinemark de nuestro país.