Bon Jovi en Chile: La banda que sigue llenando nuestros estadios más íntimos
Estadio Monumental, 14 de septiembre 2017.

Por Jorge Fernández.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

El atardecer ha llegado al Estadio Monumental. Tímidas luces brillan a lo lejos y rebotan en las graderías. De pronto, todos se vuelve oscuridad. Y es que ha llegado el momento para el inicio de uno de los conciertos más esperados de este 2017. Bon Jovi vuelve a pisar terreno nacional y su magistral entrada nos da claros indicios de que todo irá viento en popa en aquella fría noche del jueves 14 de septiembre.

El comienzo es avasallador y puntual. De lejos, los gritos desaforados nacen desde los pulmones imperturbables de esos fanáticos ansiosos y devotos. El tour que los trae de regreso lleva por nombre This House is Not For Sale, mismo nombre que recibe su último disco y la canción que abrió la mágica velada. De esta placa también tuvimos la oportunidad de escuchar “Knockout”. Sin embargo, el fervor inusitado llegaría de la mano de “You Give Love a Bad Name” pues fue, a raíz de esta, que el público echó mano a todo su potente recibimiento.

El siempre bullado rock de estadio trajo consigo a uno de los emblemas de los espectáculos de esta envergadura. Su frontman tiene una sonrisa pegada el rostro, un movimiento circular y una puesta en escena que es digna de admirar. Entre baladas y temas cultores de un rock clásico ochentero, la banda oriunda de New Yersey, Estados Unidos, nos regala talento bien mantenido en el tiempo. Esto se ve no sólo en la frescura de temas rockeros tan aclamados como “It´s My Life” sino también por medio de baladas de gran peso y efectividad. Sin ir más lejos, esta situación se vivió completamente con canciones tales como “Sleep When I´M Dead”, “We Don´t Run” y, especialmente, con su clásica canción “Bed of Roses”. Para esta última, había cientos de luces prendidas. Eran rojas, rojo como el corazón henchido de los que suspiraban tras cada melodía anglosajona, la que, por momentos, se dibujó también en español.

Los celulares al aire también hacían gala de su presencia iluminada. Para quienes miran desde afuera un concierto, esto no sería más, que seres insensatos levantando sus brazos en alto para capturar un momento del espectáculo por medio de algún elemento tecnológico, pero la verdad es que en esta ocasión parecían auras cristalinas y diáfanas anunciado la inexorable devoción por su ídolo.

Hablar de los puntos altos de su repertorio musical es algo que, muchas veces, se vuelve intrascendente, pues son todas las canciones coreadas y en cada una de ellas, el grupo completo se entrega al cien por ciento para regalar lo mejor de sí a los asistentes. Fueron más de dos horas apoteósicas donde además de los clásicos ya mencionas, pudimos escuchar canciones emblemáticas de la banda, tales como “Bad Medicine” y “Wanted Dead or Alive”, las que sonaban en medio de gritos ensordecedores.

Jon Bon Jovi levantaba su guitarra apuntando al cielo y las manos del público se hacían una masa de coordinación intermitente, pero que disfrutaba de cada juego rítmico, especialmente tras temas como “Raise Your Hands” y “I´ll Sleep When I´m Dead”.

El toque de gracia se dio por medio de un doble encore donde brillaron parte de sus temas trascendentales de todos los tiempos. Así, el espectáculo se fue desmenuzando por medio de la amalgama de sonidos altos y bajos que provocaban canciones dicotómicas, perceptivamente hablando, como “I´ll Be There For You” y “Livin´ On a Player”.

Claramente el movimiento estridente ya no es el mismo. Quizás tampoco los tonos más altos que le impiden hacernos disfrutar de baladas tan significativas como “Always”, pero es Bon Jovi y la banda sigue fresca y en movimiento constante. Tanto así que las casi 40 mil almas que llenaron el Monumental estaban felices tras la presentación en el país de uno de los máximos exponentes del rock a nivel mundial. De hecho, cuando el telón bajó, el estadio Monumental seguía tan repleto como la sensación de gratitud que se impregnó en la interioridad más íntima de los fanáticos, cuyas revoluciones se mantuvieron aceleradas de principio a fin.

Setlist
This House Is Not for Sale
Raise Your Hands
Knockout
You Give Love a Bad Name
Born to Be My Baby
Lost Highway
We Weren’t Born to Follow
I’ll Sleep When I’m Dead
Runaway
We Don’t Run
Someday I’ll Be Saturday Night
Bed of Roses
It’s My Life
Who Says You Can’t Go Home
God Bless This Mess
Wanted Dead or Alive
Lay Your Hands on Me
Have a Nice Day
Captain Crash & the Beauty Queen From Mars
Bad Medicine

Encore:
In These Arms
I’ll Be There for You
Livin’ on a Prayer

Encore 2:
These Days
Keep the Faith

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Una Respuesta

  1. Ana Bastías

    Tremenda reseña !!! …… que hermosas palabras utilizaste para definir esa hermosa noche, fotos simplemente magistrales …… gracias por compartir su profesionalismo Jorge Fernandez y Francisco Aguilar