Por Fernanda Pugin.

Si hay algo que Lorde sabe hacer es expresar sus emociones. Quizás es su condición de sinestesia, o su habilidad vocal, pero en ese sentido, la joven sabe pintar sus pen-samientos en suaves melodías, que se ven reflejados en su nueva placa.

Fue el 16 de junio (después de cuatro años) que vimos el regreso de la tímida chica neozelandesa. Pasamos de la época oscura de Pure Heroine a Melodrama. Un espa-cio temporal con un poco más de color en el ambiente, dándonos un guiño de lo que ella siente al interpretar.

El primer single y la canción inicial es “Green Light”, la cual nos hace llorar (lagrimas de felicidad y tristeza). A primera vista, es una simple canción pop con un estribillo pegajoso, pero si damos un vistazo a la letra, nos damos cuenta de que es una can-ción de ruptura, y sentimos las partes de armoniosos pianos. Una triste historia de de-sesperación, en una canción ideal para el regreso de la interprete de “Royals”, por-que es electrificante, confusa y llena de espíritu adolescente.

Luego le sigue “Sober”, y aunque no es novedad comparar las drogas y alcohol con el amor, no podemos evitar seguir su retorcido y oscuro sonido. Urgencia y desespe-ración marcan el ritmo. Un toque nuevo son las trompetas del coro, un agradable y diferente sonido a lo que estábamos acostumbrados, haciendo de la acción un tanto más compleja. Por otra parte, “Homemade Dynamite” es un canción que glorifica los años juveniles, que es exactamente para lo que tenemos a Lorde en los escenarios, para dar libertad a los sentimientos adolescentes.

La cuarta canción “The Louvre”, nos trae un sonido que comparado con su álbum de-but, da un giro en 360º. Muestra su madurez como artista, lo que ha crecido y lo minu-ciosa que es con los detalles en su música. La canción desaparece para darle lugar al tema – que creo es el mejor del álbum- “Liability”. En sí, la temática puede aburrir a aquellos que reclaman por las canciones en donde los artistas sufren por su fama. Pero en esta, Lorde se muestra tan honesta y tan vulnerable, que se transforma en una canción a otro nivel. No tiene ni una gota de lástima por ella, es simplemente ella descargando sus penas.

Saltándonos a otro “lento” del disco, tenemos a “Writer in the Dark”, una canción tan cargada emocionalmente, que produce escalofríos. Sin contar como el dolor pulsa el ritmo y la voz, Lorde tiene la habilidad de transformar el sufrimiento de un corazón roto en arte, puro arte.

El trip-pop de Melodrama nos sube a una montaña rusa de sonidos, emociones y to-nos azules. Tal como la época azul de Picasso, Lorde nos trae su propia época azul, sumergida en temáticas melancólicas y nostálgicas, siempre manteniendo el alma de artista que la categoriza. Lorde es de las pocas artistas contemporáneas que vale la pena escuchar en su totalidad, porque cada nuevo trabajo es una obra maestra.

https://www.youtube.com/watch?v=nQp-L2V0uKc

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