Norah Jones en Teatro Caupolicán: No se necesita nada más allá de la voz
6 de diciembre 2019.

Por Jorge Fernández.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Afuera claramente no era lo mismo que adentro. Algo había en el Teatro Caupolicán la noche del viernes 6 de diciembre que hacía que el silencio corroyera la aspereza de la indignación. Quizás las luces tenues, tal vez el recostado telón de fondo en el escenario o la pragmática forma en que los instrumentos esperaban a sus músicos. Lo cierto es que el concierto de Norah Jones estuvo precedido por esa oximorónica forma de ambientar el lugar al referirse a una tensa calma.

Cuando el minutero había dejado largo rato su lugar desde el número doce y el horario le hacía cosquillas en la punta del pelo a las ocho entro a escena Felipe Cadenasso quien, por medio de su repertorio como solista, hizo las veces de telonero de la gran artista norteamericana. Treinta minutos bastaron para que el músico nacional desplegara un listado de canciones que trasladaron a los fanáticos que ya habían llegado a un estado de sopor enriquecido por las notas dulces de los instrumentos cuando se abrazan con cariño. Entre el repertorio que trazó la voz de Matorral destacaron canciones como “Pido permiso, pido perdón”, “Humanidades” y “La Trampa”.

Minimalista. Ese es el concepto de deleite que comandó la presentación de Norah Jones este viernes por la noche. La estadounidense salió a escena con los dos músicos que la acompañaron durante toda la velada. Una luz cenital se depositaba en sus cuerpos y el ruido ambiente se hacía perentorio para escuchar a una de las voces más dulces de la actualidad, con ese soul y esos toques de jazz que remecen el cuerpo y dan una sensación de bienestar inmediato.

Si bien la interacción con el público no fue más allá de la formalidad del saludo, de la conveniencia del agradecimiento reiterativo y de la prudencia de una despedida sencilla, lo cierto es que Norah Jones no necesita de mayores armas que su voz para deslumbrar a todos sus fanáticos quienes, de seguro, lo único que deseaban era escucharla cantar cuanto fuera necesario.

Begin Again, su más reciente disco, fue el encargado de traer a la cantante nuevamente a nuestro país y así lo demostró en parte de la noche al incluir un ramillete de canciones provenientes de esta placa como “Just a Little Bit”, “It Was You” y la homónima “Begin Again” que, por cierto, se encargaron de abrir la jornada.

Sin lugar a dudas eso sí, cabe destacar los momentos catárquicos que se vivieron al escuchar, incluso desde los primeros acordes, canciones ya clásicas de este siglo, canciones que provocan ese cosquilleo en el estómago y ese erizar de pelos en los brazos y en las piernas, canciones que dibujan en tu recuerdo una sensación de placer ameno e indescriptible. En este escalafón inalcanzable destacan las archiconocidas “Come Away With Me”, “Sunrise” y “Don´t Know Why”.

Así se desplegó el transcurso de la presentación y así mismo fue como el desarrollo fue dando pase a un desenlace de gran envergadura. Sin globos, sin serpentinas, sin pantallas a los costados ni nada parafernálico. Solo una voz de seda, unas manos con dedos para el piano y un par de músicos de gran categoría lograron encantar y dejar al público con una sensación de éxtasis constante y sin premuras.

Setlist:
Just a Little Bit
It Was you
Nightingale
Begin Again
Those Sweet Words
Wonderful Time
Sunrise
Don´t now What it Means
Come Away With Me
Little Broken Hearts
Black
Tragedy
Got To See You Again
Don´t Know Why
Flipside
Don´t be Denied

Encore:
My Heart is Full
Carry On

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