Pedro Aznar y Manuel García en Movistar Arena: Abrazar la vida a través de la música
25 de mayo 2019.

Por Constanza Paredes.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Dar un tiempo para abrazar en este mundo tan controlado, frenético y muchas veces vacío de emociones no es una tarea fácil. Sin embargo, anoche pudimos sentir el cobijo de las voces de dos músicos que no necesitan presentación, Pedro Aznar y Manuel García, como si esa suavidad y tranquilidad que sucede con un abrazo de verdad estuviera pasando pese a la distancia entre nuestros asientos y el escenario.

La música puede evocar un sin número de emociones, manifestar cientos de ideas al mismo tiempo y mostrar incluso epifanías que pueden ser reveladoras de verdades ocultas para cada uno; la letra y música de este proyecto en conjunto de estos músicos que cruzan y unen dos países llenos de maravillas y cultura, que no necesariamente nos hacen diferentes, está lleno de eso, es una manifestación de la vida misma, como si revivir canciones de hace varias décadas renovara el espíritu para dar una nueva oportunidad. Lo visto anoche es sin duda una muestra de lo que es la perfección, de lo que es el amor por la música, las tradiciones y lo nuevo, tomando como base aquello de lo que estamos acostumbrados, como los boleros, para rejuvenecerlos y mostrarnos algo nuevo que dará pie a cosas probablemente únicas y que resonaron en gran parte de nosotros anoche.

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Todo momento fue dialogado, comenzando con una original titulada “Gazebo”, evocando la música trasandina y con cierta solemnidad; una canción que habla de sueños, que incluso lleva al mediterráneo con cierto aire a la música griega, habla de historias, parejas, el rumbo en general, tomando aquello que es en realidad una mera banalidad muchas veces, convertir en historia e intriga aquello que se pasa a veces por alto. Posterior a la primera melodía nocturna, el cantante argentino se dio un momento para hablar con el público que aplaudía y con mucha alegría comentó lo que han sido estos últimos meses de extenso y arduo trabajo de ambos, explicó que el concepto de abrazo de hermanos es debido a dos razones, una por el hecho de la amistad que se ha generado desde hace años entre ambos, como una fraternidad que los dirigió a este momento de crear y hacer música juntos, y el hecho de poder mezclar culturas desde la visión común, de la unidad, seleccionando canciones para hacer covers de músicos y colegas suyos de ambos lados de la cordillera. Disfrutar de hacer música juntos es algo que caracterizó su discurso inicial, una invitación al diálogo y a celebrar, tanto lo original y nuevo como lo clásico.

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La emoción continuó y se hizo presente en las voces de los asistentes con “Canción para mañana”, covers de Los Bunkers y que fue una de las más cantadas de la noche. Le siguieron “Si no hablamos”, un bolero que refleja una historia de amor un poco tormentosa, y “Joya tu corazón”. Después de ese espacio musical, fue el turno del cantante chileno para dirigir unas palabras al público, lo que dijo fue muy emotivo, declarando que este era el concierto más importante de su vida, porque “hoy no es tan fácil darse un abrazo tan espontáneamente en el mundo. Yo abracé la música como la estoy haciendo hoy en día… todo ese amor por la música, ese ser que se completa cuando alguien se toma la disposición y el tiempo para estar…”, sus palabras llenaron un momento que reflejó el cariño con que este proyecto comenzó y que ahora ve la luz, como si una semilla pequeña hubiera provocado todo un bosque lleno de flores y renovación de ambos, que con frescura reflejaron estar compenetrados entre sí y sentirse como amigos y amantes de la música.

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Siguió la noche con canciones de cada uno, llenando de suavidad y tranquilidad cada rincón a medida que sus voces iban avanzando por el espacio y llenando cada rincón de nosotros, no podían faltar canciones de Mercedes Sosa y Víctor Jara, grandes cantautores del folclore de ambos lados de la cordillera, generando un equilibrio perfecto, provocando que el fluir de nuestra sangre se convirtiera en un solo pulso, como si nuestros corazones latieran al mismo tiempo, ya que en el público había tanto argentinos como chilenos, de otros países y fue como si ese llamado a la hermandad de estos músicos se hubiera convertido en realidad al escuchar las voces todas juntas cantando letras llenas de sociedad y de vida.

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“Los dinosaurios” nos sumió en una profunda reflexión, su letra empezó a llegar de manera individual y las manos comenzaron a tomarse, abrazos y besos surgieron en forma de gratitud, porque nosotros no hemos desaparecido (aún), porque tenemos otra oportunidad y efectivamente es mejor no estar atado a nada porque en cualquier momento todo o algo ínfimo puede desaparecer. Con la canción “El espinero” salieron del escenario y evidentemente el público no dejó que ese vacío que dejaron se prolongara por mucho, fue así como en medio de los gritos aparece en medio de la luz tenue Manuel, comenzando a capella “La danza de las libélulas”, provocando un coro que parecía haber estado ensayado, pero era la mera complicidad lo que provocó ese hermoso momento que se prolongó con Pedro siguiendo el mismo formato con “Quebrado”, letra que caló hondo en varios a los que vi cantar con ojos cerrados.

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La noche fue una catarsis de muchas cosas, como si en realidad no hubiéramos estado preparados para aquella sorpresa de encontrarnos con las emociones y sentimientos de frente, un trabajo que es admirable, que provoca una gratitud hacia ellos como músicos que no se sabe cómo retribuir, pues ese cariño por lo que hacen estuvo de principio a fin. La noche terminó con “Cactus” y “Bendiciones”, con palabras que terminaron de sellar el abrazo que nos cobijó en la noche fría de ese sábado que perdurará eternamente en la memoria y fragilidad de la vida.

Setlist:
Gazebo
Canción para mañana
Si no hablamos
Joya tu corazón
Un rey y un diez
La reja
El corazón al sur
Cuando se fue
Venga la vida
Nubes negras
Te recuerdo amanda
El pajarero
Cinco siglos igual
A primera vista
Tarde
La loba del camino
Los dinosaurios
Déjate caer
El espinero

Encore:
La danza de las libélulas
Quebrado
Maldigo del alto cielo
Cactus
Bendiciones

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