Banda invitada: Enigma.
2 de mayo 2025.

Por Rocío Belén.
Fotografías por Javier Martínez.

Viernes de otoño por la noche un 2 de Mayo y en Parque O’Higgins se abren las puertas del Teatro La Cúpula para recibir una cita obligada para los nostálgicos del glam y el heavy metal. Ahí estaban, los legendarios californianos W.A.S.P., con más de cuarenta años a cuestas y la misma actitud desafiante que en 1984, dispuestos a celebrar su disco homónimo con una gira cargada de energía y rebeldía tal como nos mostraron en sus inicios musicales de Sunset Strip.

La previa estuvo a cargo de Enigma, banda nacional liderada por Álvaro Paci, quienes vienen haciendo ruido hace ya bastante tiempo por ser una de las bandas más frecuentes en aperturas internacionales, más aún después compartir cartel recientemente con Scorpions y Europe en Masters of Rock hace tan sólo una semana atrás. Con una propuesta potente y un sonido característico, salen al escenario 5 minutos antes de lo pactado cumpliendo su rol de abrir los fuegos ante un público que apenas ya llenaba la mitad del venue. Como plato recurrente y sin grandes sorpresas, se les vio disfrutar arriba del escenario al compás de un heavy metal clásico, el que cumplió con la siempre ardua misión de calentar los motores para el plato fuerte.

A las 21:00 horas con total puntualidad se apagaron las luces de la cúpula santiaguina y tras una breve intro, comienza la fiesta de las avispas con el clásico de clásicos “I wanna be somebody”, al choque y sin anestesia tirando toda la carne a la parrilla desde el minuto uno, encendiendo la palestra que originalmente estaba cubierta de telones pintados a mano, con ilustraciones y mensajes alusivos a varios chistes de humor negro gringo que creemos dificilmente entendieron los asistentes, pero que daban una estética muy californiana al estrado.

Con Blackie Lawles al centro absoluto de todas las miradas, aparece como un mesías del metal con su icónica melena, su micrófono en un sencillo atril y esa voz que, aunque con menos filo que en los ochenta, sigue siendo más que respetable para darle vida a la gira “Album One Alive”, que es una excusa ideal (y comercialmente inteligente) para repasar de principio a fin su disco debut. Y los fans lo agradecen. Cada tema es un grito colectivo, un viaje sonoro al pasado, un recordatorio de por qué esta banda marcó una época. El setlist fue una bomba tras otra: “L.O.V.E. machine», «B.A.D.», «Hellion», «On your knees», «Tormentor». Cada riff más afilado que el anterior, cada estribillo más coreado que el anterior, detonando incluso algunos tímidos moshpits al centro de la cancha.

Uno de los grandes protagonistas de la noche fue, sin duda, el sudafricano radicado en Brasil Aquiles Priester, ex Angra, quien detrás de la batería entregó una clase magistral de precisión y potencia. El doble bombo parecía tener vida propia, y los sub-bajos hacían temblar hasta la última alma del recinto. El espectáculo visual, por su parte, fue sobrio pero efectivo. Nada de pirotecnias ni pantallas descomunales, aquí el protagonismo lo tenían los músicos y su actitud, porque si hablamos de performance, Mike Duda (bajo) y Doug Blair (guitarra) se robaron varias miradas con una puesta en escena digna de coreografía de videoclip al estilo Warrant. Saltos, vueltas, poses con los instrumentos incesables donde sin duda alguna, el virtuosismo acompañó el show, así que la parafernalia fue un complemento característico, más no una distracción. Además, el desempeño vocal de ambos fue excepcionalmente destacable, participando en los coros con agudos cantos y poderosos complementos que difícilmente solemos escuchar en vivo, acompañando la principal de Lawless que con sus pistas de apoyo dejó entrever con evidencia su moderado desgaste tras 40 años en el ruedo, dando a ratos la sensación de que estaba usando playback (y esperemos que no).

Cabe mencionar que no todo fue headbanging y nostalgia feliz. Si hay que poner el dedo en la llaga, la comunicación y carisma con el público fue bastante escasa. Más allá de un par de saludos y gestos genéricos, W.A.S.P. se mostró un poco frío, distante, como si estuvieran tocando frente a una cámara y no frente a un público entregado, y eso a ratos se sintió. Durante el show claramente hubo algo de conexión, pero cuando tienes a cientos de fanáticos cantando a todo pulmón tus canciones, lo mínimo quizá es lanzar una frase más allá de “Thank you Santiago”. A veces, bastan 30 segundos de cercanía para transformar un buen concierto en uno inolvidable. Pero esa chispa no se encendió del todo, teniendo incluso un incómodo bypass donde un pretencioso Blackie Lawless se mostró molesto por ver a uno de los guardias de seguridad cantando las canciones, provocando la inesperada salida de la banda del escenario por al menos 3 minutos, generando un ambiente de tensión incómoda e incertidumbre.

Claramente el público no se dejó afectar por los inconvenientes del show, transformando La Cúpula fue una caldera del Rock ‘n’ Roll. Las monster ballads fueron sorpresa junto a “Sleeping (in the fire)” y “Forever free”, siendo esta última parte de un medley que incluía las canciones “Circus”, “Doctor”, “Scream”, “Real me” y “Headless”. La gente cantó cada canción como si fuera la última, con especial fervor en los himnos “The torture never stops”, “Wild Child” (como una de las indiscutidas favoritas) y, por supuesto, “Blind in Texas”, que cerró la noche entre aplausos, saltos y algún que otro intento de mosh.

¿Valió la pena? Por supuesto. Ver a W.A.S.P. en vivo en 2025 es como abrir una cápsula del tiempo que, sorprendentemente, sigue funcionando con aceite de alto octanaje que sin duda también es una experiencia en todos sus matices, con un cuarteto sólido en instrumentalidad y alineación. En resumen, una noche potente, intensa y llena de recuerdos amplificados, donde la música rebelde fue la mayor protagonista. Si hubieran apretado un poco más el acelerador en la conexión humana, estaríamos hablando de un show redondo. Pero incluso con sus vacíos, la agrupación demostró que sigue siendo una banda con fuego en las venas capaz de encender a cualquier fanático amante de los clásicos del heavy metal ochentero.

Setlist Enigma:
Los 33
Sirvientes
Niebla
L.O.C.
L.Q.V.V.
Laberinto
Voces
El camino
Inquisidor

Setlist W.A.S.P.:
I wanna be somebody
L.O.V.E machine
The flame
B.A.D.
School daze
Hellion
Sleeping (in the fire)
On your knees
Tormentor
The torture never stops
Circus
Doctor
Scream
Real Me
Forever
Headless
Wild child
Blind in Texas

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