Zoé en Teatro Coliseo Santiago: Una noche extrasensorial
15 de noviembre 2018.

Por Constanza Paredes.
Fotografías por Felipe Morales.

Lo que ocurrió anoche en Teatro Coliseo fue un estruendo de sonidos y sentimientos: Zoé entregó todo y desde sus clásicos hasta sus producciones más nuevas hicieron que la audiencia prendiera en todos los sentidos, incluso saltándose algunas de las reglas de convivencia y uso del espacio del recinto. En esta oportunidad la banda mexicana volvió a pisar nuestro país en solitario después de cuatro años con motivo de la promoción de su último disco Aztlán (2018).

La jornada comenzó con un bolero sonando de antesala a la aparición del grupo y, una vez terminado, todo el espacio se tornó violeta para recibir a cada integrante en el escenario y así comenzar inmediatamente con “Venus”, el track que abre la última placa recién mencionada. El cabecilla de la banda quedó sorprendido por el maravilloso coro de personas que parecían conocer cada una de sus letras y que no lo dejaban solo ni por un instante, mientras que el público agradeció la gentileza del cantante de permitirles corear todo lo que se les ocurrió y prestarles el micrófono en más de una oportunidad.

Se sabe que el estilo de Zoé es un tanto particular y que puede resultar hasta plano en ciertos aspectos; las temáticas de sus canciones son generalmente de amor o desamor, una que otra rola dedicada a alguna relación inconclusa, imperfecta, infiel o de ese tipo, no obstante, el repertorio de anoche patinó por diversos estilos que consideraron en su nuevo disco que es una especie de búsqueda de sus raíces mexicanas, pero con una fórmula conocida que les ha servido para hacerse muy populares en América y que pega mucho en la oreja regional, lo que hace probable que muchos vayamos tarareando más de alguno de sus versos camino al trabajo. De igual forma pasearon por cada uno de sus discos anteriores.

Más allá de lo cautivante de sus letras (sensuales en algunos instantes), lo que tenía en un estado de evidente euforia a la fanaticada femenina (abalanzándose al escenario cada vez que él hacía un acercamiento al público, dejando alguna situación incómoda y con una mujer saltando por sobre las primeras filas solo para intentar sin éxito tocar su mano) era el músico de escuálida pero atractiva apariencia, León Larregui, quien respondió a cada grito, cartel levantado con mensajes coquetos, regalos y coristas que hacían lo imposible por acercarse más. Probablemente su cercanía con el público fue lo que generó un ambiente lleno de energía y júbilo que hizo que el poco más de hora y media que duró el show se convirtiera en poco y que se sintiera que pasó como un destello.

En esa línea, la noche tuvo momentos intensos, como cuando comenzó a sonar “Luna” del disco Reptilectric (2008) o “Labios Rotos” estrenada en el famoso unplugged de MTV, lo que generó que la audiencia se pusiera melosa y romántica. En pocas palabras, se puede decir que la noche fue intensa, memorable, divertida, cantada, bailada, besada y apasionada, tal como es Zoé.

Setlist:
Venus
Azul
No hay mal que dure
Últimos días
Nada
Al final
Arrullo de estrellas
Paula
Poli
Fin de semana
Renacer
Vía Láctea
Luna
Labios rotos
Hielo

Encore:
Reptilectric
Oropel
No me destruyas
Soñé
Love

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