Por Jorge Fernández

Existe un anacrónico pensamiento popular que dice que, si en un cajón hay una manzana podrida, posiblemente las que están junto a ella, sufrirán el mismo infortunio. Pero no hay nada ni nadie que haya anticipado la jugada de que en un mismo espacio confluyeran puras manzanas podridas y la consecuencia haya sido más de dos décadas de carrera y una historia indeleble. Esto fue, y esto sigue siendo la legendaria banda neoyorquina Ramones, y todo, su historia, sus influencias y legado, aparecen en “Ramones en 32 canciones” un libro espectacular escrito por Emilio Ramón y publicado por la editorial independiente Santiago Ander.

El título no es arbitrario. Ese número de canciones era el que regularmente tocaban en sus conciertos. Por lo demás, su escritura cronológica está entrelazada de manera sincrónica con los discos y canciones fundamentales que emanaron de cada uno de ellos. Avanzar por sus páginas se vuelve un viaje más desenfrenado aún si se complementa con el código QR que aparece al final y que te lleva a escuchar letra por letra cada uno de los temas descritos.

Joey, Johnny y Dee Dee como elementos esenciales de la historia. Los demás van ganando y perdiendo protagonismo conforme avanza el relato que se transforma en un camino de vida cargado de baches que termina en un acantilado insalvable. La excentricidad, las drogas, el alcohol y la actitud punk son la piedra angular que les corroe la vida. Y, por qué no decirlo, lo que los hace vivir también. Porque hay que dejar claro que esta no es una senda hacia el arrepentimiento o hacia la posibilidad de haberlo hecho mejor. Si hay algo que caracteriza a Ramones, en contraposición a la mayoría de las bandas que se transforman en mediáticas o icónicas, es que su actitud fue invariable hasta el fin de sus días. Por si fuera poco, el verdadero fanatismo de carácter mundial y reconocible, solo se percutó luego de la muerte de sus integrantes principales.

Desde los comienzos en Forest Hills, barrio ubicado en el condado de Quenns, pasando por la importancia del emblemático recinto CBGB en adelante, el libro nos muestra cómo los astros se unieron para juntar a este torbellino de personalidades y excentricidades y dar vida a una banda cuyo motivo esencial era terminar con esas largas melodías y solos de las agrupaciones que les precedieron. La filosofía de el “lo que salga con lo que se tiene”, canciones de corta duración, shows en que se ligaba un tema con otro de manera interrumpida, chaquetas de cuero, jeans rotos y tantas otras características que Ramones sacó de ninguna parte, los hicieron ser bichos raros para algunos y despertar el fanatismo de otros. En las páginas del libro se lee “A través del humor más negro, el grupo exorcizó sus demonios en público, y un contingente cada vez más grande de chicos marginados y tan dañados como ellos compartieron la catarsis de su risa malvada y burlona” (81). Pese a que, con el correr de los años, algunas cosas cambiaran, como la extensión o temática de algunas letras, por ejemplo, esta cita refleja la esencia más pura de lo que Ramones aportó a esa parte incomprendida de la sociedad.

Con altos vaivenes de consideración hacia sus discos, se va observando cómo su carrera parecía subir y bajar por montes estrechos. Nunca por montañas, eso sí. Al menos no durante su vigencia terrenal. La verdad sobre algunas canciones, un detallado análisis de las letras y lo que en ellas aparecen y la desmitificación de algunas teorías a través de una investigación minuciosa son algunas de las líneas fundamentales que trae este libro. ¿Quién escribió cada canción? ¿Cuánto de su vida está expuesto en sus letras? ¿Cuál es el tema más odiado por la mayoría de los integrantes? ¿Por qué uno y otro abandonó la banda en algún momento hasta su separación definitiva? ¿Por qué tanta canción a trastornos y tratamientos sicológicos o a Alemania como telón de fondo? Las interrogantes son varias y las respuestas están todas. Eso y muchísimo más, por supuesto. La apuesta indagatoria es completa y religiosamente sustentada.

La tienda, la trastienda y la ropa tendida. Aunque en la vida de los Ramones la ropa sucia no siempre se pudo lavar en casa. Un libro con un contenido ameno y trabajado para leerlo sin parar. Se nota que hubo un trabajo de joyería para hablar de estos diamantes en bruto a quienes se les otorgó la categoría de íconos del rock mucho después de lo que merecían.