Por Jean Broussaingaray.

Partiremos diciendo que en esta película todo es raro. Nos sitúa en un mundo siempre soleado, de colores fuertes, de calles impolutas y de gente que lleva aparatos bucales aunque tengan la dentadura perfecta. Un juego entre familias, de un aparente suburbio norteamericano, donde se conducen exclusivamente carros de golf, e incluso el intercambio de familiares es aceptado en esta ardua competición por ser los más aceptados.

Greener Grass, de las realizadoras Jocelyn DeBoer y Dawn Luebbe, que también son nuestras protagonistas Jill y Lisa, es una sátira acerca del sueño americano. Puede parecer de una irreverencia plástica y muchas veces sin sentido, pero tiene algo que la hace desagradable y a la vez encantadora.

La “maravillosa” vida en los suburbios, lo que la mayoría de las familias buscaba en los años 50 en Estados Unidos, está retratada desde el punto de vista del culto a la estupidez y la superficialidad, donde cada plano es mas bizarro que el otro y no hay referencia alguna de qué época estamos presenciando. Esta mezcla de elementos hace que quieras saber con qué locura nos sorprenderán en la siguiente escena y siempre es algo impensado.

Lo impredecible del relato es uno de sus puntos fuertes. Si bien en muchos momentos acabas con un gran signo de interrogación sobre tu cabeza después de lo que acabas de ver, es la fuerza de las imágenes y la incomodidad del relato la que hace de esta película una obra atractiva. La amoralidad y la locura completamente desatada, se convierten en una nueva normalidad.

A pesar de tener una buena premisa, la película tiende a caer en momentos donde la fuerza visual es más que el relato, lo que nos hace perder interés en lo que se nos está contando, pero siempre su humor cruel, sus colores chillones y lo bizarro de todo este mundo, hacen que sea imposible despegarte de la pantalla.

Esta apariencia plástica de una distopía degenerada, de una generación empastillada, es la fórmula del éxito de este filme. A pesar de esa incomodidad evidente tiene una magia y una frescura única.

Imaginemos el escenario de El Joven manos de tijera donde David Lynch haga una torcida película de Barbie, de ahí saldría Greener Grass. Si quieren ver una comedia completamente alejada de lo convencional esta es la opción. La encuentras en exclusiva en la plataforma de centroartealameda.tv