Por Sebastián Allende.

Angustia, dolor e ira. Si pudiéramos describir la textura vocal del gran Layne Staley creo que no habría mejor manera para expresarlo. Hoy martes 22 de agosto del 2017 habrías cumplido 50 años, pero lamentablemente decidiste terminar con una vida llena de demonios un 5 de abril del año 2002 debido a una letal mezcla de cocaína y heroína.

Fuiste el más fiel representante y, por sobre todo, el vocero de una generación atormentada que sentía en tus canciones un medio para canalizar y sentir cada una de las emociones que trasmitías, a través de ese canto tan desgarrador y que hacía sentir que eras dueño de un dolor genuino.

Layne fue uno de los más talentosos y geniales letristas de su generación, para muchos es considerado “la voz” de los fructíferos años noventa. Un artista que junto a Alice In Chains (AIC) supo conectar todos los conflictos internos que vivían en él y plasmarlos en grandes álbumes.

Facelift, en el año 1990, fue el primer batacazo en donde conoceríamos a través de canciones como “Man in the Box”, “We Die Young” y “Love Hate Love”, las expresiones de angustia, malhumor, dolor y depresión tan características en las líricas de Layne.

Para marzo del año 1992, AIC nos entregaría el primer EP acústico de su carrera titulado SAP, publicación que sería el bálsamo preciso para lo que se vendría posteriormente durante ese año.

El gran golpe para el mainstream ocurrió el 29 de septiembre del 1992, año en que fue publicado Dirt, para muchos el mejor disco de la banda que reunía un sonido más pulido en diferencia al debut y, además, desnudaba a Layne como un gran letrista, abarcando temáticas que van desde la depresión, el consumo de drogas y la muerte hasta emoción desbordaba que se hacía presente en canciones como “Angry Chair”, “Them Bones”, “Junkhead” y “Down in a Hole”.

La vuelta de Alice In Chains al formato acústico fue posible con la publicación del segundo EP titulado Jar of Flies, placa que se transformaría en uno de los mayores éxitos de la banda ya que posee verdaderos hits como “No Excuses”, “I Stay Away” y una de las más bellas composiciones de la banda, “Nutshell”, una canción que reúne todo lo que esperamos en un tema de AIC. Un gran solo de Jerry Cantrel, bajo una gran base melódica establecida por Mike Inez y Sean Kinney y una gran interpretación de Layne, que nos hace sentir de manera muy profunda, la letra de esta canción, en donde se nos habla de la soledad, del dolor de enfrentar los problemas solo y de la proximidad de la muerte. Una canción que es casi como un epitafio de la historia de Staley.

Dando un respiro al arduo trabajo con AIC y a sus constantes problemas con las drogas, Layne uniría fuerzas a un nuevo supergrupo que se estaba gestando por idea del guitarrista de Pearl Jam, Mike McCready. Mad Season sería el nombre de esta nueva aventura y el 14 de marzo de 1995 nos entregarían un gran disco titulado Adobe. Será en Mad Season que Staley entregaría mucho más de su arte, ya que podemos apreciar distintos dibujos confeccionados por él como artwork de este LP, además de letras que seguían adentrándonos en su lucha contra la adicción y otros problemas personales que torturaban a esta verdadera alma en constante lucha interna.

El último disco de estudio que nos entregaría este gran artista junto a sus compañeros de vida en Alice In Chains, sería el disco homónimo publicado el 7 de noviembre de 1995. La soledad, la tristeza y, por sobre todo, la depresión, serían los tópicos que nuevamente se repetirían en las letras de este lanzamiento. Cabe destacar que, en este disco, Staley nos entregaría la mayor contribución en líricas para la banda, escribiendo casi la totalidad del álbum a pesar de estar en pésimas condiciones de salud, debido a sus constantes abusos con las drogas que ya habían mermado en forma considerable su vida, lo que influyó a las casi nulas presentaciones en vivo de la banda para promocionar esta placa.

El 10 de abril de 1996, en el Brooklyn Academy of Music’s Majestic Theatre de New York, sería la ocasión perfecta para el regreso en vivo (y en lo que sería casi como una despedida) de Alice In Chains. La banda sería parte de una nueva edición de MTV Unplugged y las expectativas que existían eran tremendas a lo cual la banda no decepcionaría entregando lo que es para muchos especialistas, el mejor show de la serie publicada por la cadena estadounidense. Si bien a Layne lo podemos ver muy frágil, vestido de negro, con unos lentes oscuros, su voz se toma todo el escenario entregándonos en cada canción un canto desgarrador y, a la vez, angelical, una verdadera bestia vocal. El concierto, se transformaría con los años, en un gran epílogo de una etapa de los mozos años noventa en donde el sonido de las guitarras y de las grandes voces eran las protagonistas de la escena.

Mucho se ha hablado de la muerte, del abandono y, sobre todo, de las causas que podrían haber confabulado para que Layne Staley asumiera ese claustro que lo llevó a la muerte. El abuso de las drogas y el deceso de quien fuera su gran amor y fuente de inspiración, Demri Parrot, ocurrida el 29 de octubre de 1996, fueron los grandes detonadores para el comienzo del fin de un alma que ya no veía impulsos y motivaciones para poder continuar con vida.

Para los que somos amantes de la buena música y de grandes letristas, las leyendas jamás mueren. Layne Staley fue una de ellas, de esas irrepetibles y que cuando llegan nos iluminan con su arte. Canciones que nos ayudan a pasar momentos difíciles, que nos mantienen pensantes y que nos acogen y cobijan, llenándonos el alma completa.

Felices 50 querido Layne, el trago de esta noche será a tu salud.