Rulo en el Teatro Ictus: Cantar de lo humano y lo divino
1 de septiembre 2017.

Por Nicolás Morán.
Fotografías por María Loreto Plaza.

A veces no se puede decir lo mucho que te gusta algo, porque terminas en una redundancia que raya en lo fanático. Cuando hablamos del proyecto en solitario de David Eidelstein, no podemos dejar de mencionar lo complejo que se ha vuelto el proceso de analizar su show.

Rulo, como es más conocido el bajista de Los Tetas, cuando se lanzó con algo propio, fue precisamente en el Teatro Ictus hace casi un año, teloneando a Anita Tijoux y su exitoso grupo, Roja y Negro. Esa noche nos mostró solamente un poco de sus canciones, para tantear como sería recibido su Vendaval.

Cuando lo vi por primera vez, sentí que se volvería uno de mis artistas preferidos, tanto por el hilo conductor de su música como por sus letras. Las canciones de amor y desamor, con esos ritmos que mezclaban vals peruano, de soul, boleros, cueca brava y ritmos brasileños te lograban remover el alma, dejándote con esa sensación de que realmente valió la pena cada segundo de concierto.

A las 20:45 empezaron Rulo y su manada a deleitarnos. Con el apoyo vocal femenino de Valentina Carrillo, que le entrega un toque potente en dónde apoyarse, que sumado a toda su banda, dio como resultado, una verdadera montaña rusa de emociones. Partiendo con “Aguacero”, dieron vida a esos ritmos con los que dan ganas de sentarte a pensar mientras miras el mar. Esos boleros que te recuerdan esos romances fallidos y esas veces en las que te sentiste vivo, solo para pensar que te morirías de amor.

Si lo pensamos detenidamente, cada tema de este disco es una especie de renacimiento al son de la guitarra, el tormento, el acordeón y una voz desgarradora, que podemos ver reflejada por ejemplo, en ese renacer de uno de los poemas mas bellos de Pablo Neruda, “El Río”, volviéndola una de las canciones más emblemáticas del álbum.

Debido a que el disco tiene solamente 10 tracks, Rulo aprovechó de mostrarnos los artistas que influenciaron a su grupo. “Tuyo” del brasileño Rodrigo Amarante, que es puro romanticismo; “Natalia” de Los Celestinos, una canción desgarradora de desamor; para luego mostrarnos “Elsa”, de Los Destellos, con la que nos invitó a bailar al son de la cumbia y el vacilón eterno que debería ser la vida. Ver a la gente en el Ictus moviéndose con algarabía fue uno de esos momentos en los que te das cuenta de cómo la música puede hacerte llorar y reír, para acabar con la preciosidad que es “Miel”, de Caetano Veloso, que fue popularizada en español por Willie Colón, canción que mezcla elementos de la salsa y el bossanova que te conmueve.

De ahí se vino el encore, en el cual nos puso a prueba para ver qué tanto queríamos que volviera. Mostró “Veleidosa”, y un adelanto exclusivo de su nuevo disco Tranquilidad, con su primer single, “Enemigo”, que nos augura otro éxito como el que ha tenido todo este año “Vendaval”.

Y ya que estábamos inaugurando septiembre, no podíamos esperar menos, así que cerró con 3 cuequitas que hicieron retumbar el teatro, con lo que concluye otro concierto potente, lleno de emociones, en las que solo podemos agregar que nos vamos con el corazón revuelto de tanto sentir.

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