Por Javiera Carrillo.

Hoy se cumplen 76 años desde que el mundo vio nacer a uno de los más grandes. Oriundo de Minnesota, actual habitante de la mejor playlist, donde quienes la conforman están en un podio, lugar que se han ganado con el tiempo y canciones que han hecho magia.

Bob Dylan es como la comida, el agua, el tener que dormir a cierta hora: hemos escuchado su nombre desde que nacimos. Oímos alguna de sus canciones mientras nuestros papás manejaban un Fiat 147 por allá en los 90, o nos enamoramos de “Blowing in the wind” cuando vimos “Forrest Gump”. En alguna junta con amigos escuchamos una canción que nos gustó y los tiempos modernos nos permitieron dejarla grabada en una aplicación del celular, saber su nombre y llegar a la casa a escucharla cien veces seguidas. Siempre ha estado y siempre va a estar.

Dylan, desde los años 60 que lleva sumando éxitos sobre sus hombros, quizás siempre supo que su nombre iba a remecer la música y la poesía, que su creatividad iba a llegar tan lejos que sería capaz de hacer más de lo que podía. No sé qué pensó, si planeó que su nombre llegara algún día al trono en el que está o si alguna de sus canciones le causan el mismo escalofrío que a mí me causa. No lo sé y creo que no somos nada para cuestionarnos sus razones.

Con letras que fusionan contenido social, político, literario e incluso filosófico, Dylan logró conquistar los oídos de aquellos que lo escucharon desde los 60 hasta las generaciones que hoy en día tienen ¼ de siglo y quizás menos. Y cómo no empaparse de sus melodías y tararearlas las 24 horas si para mí no hay mucho que se asemeje a “Mr Tambourine Man”.

Dentro de sus grandes logros podemos encontrar a “Like a Rolling Stone” como la mejor canción de todos los tiempos según la revista Rolling Stone, varios Grammy, Globos de Oro, distintos premios y distinciones, además de poder encontrar su nombre en el Salón de la Fama del Rock and Roll, el Salón de la Fama de Compositores de Nashville y el Salón de la Fama de los Compositores. Cabe destacar el Premio Nobel de Literatura que obtuvo el año pasado “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”, el cual hizo poner de pie a varios.

Si me preguntan por su mejor disco, me quedaré pensando varios minutos, ya que es como que me hagan elegir entre un montón de cosas que son igual de buenas. No soy una groupie de Bob Dylan, no he escuchado todos sus discos enteros, me gusta mucho y he escuchado unos 6 o 7 a lo largo de mi vida, pero sin lugar a duda me quedo con Bringing It All Back Home. En esos tiempos no estaba ni cerca de nacer pero el hambre de buena música me hizo conocer este álbum que reproduzco sin parar cada vez que me siento a escribir, a mirar el techo o a pensar en la inmortalidad del cangrejo.

No me atrevo a hablar del gusto de un tercero, pero al momento de relacionarse con alguna persona hay un filtro que siempre debería estar y es ¿qué música escuchai?, y si Bob Dylan no está dentro de sus favoritos, no me puedo sentar contigo.

Como dije anteriormente, no soy una fanática casada de Bob Dylan, pero por los discos que he escuchado, por las letras que he leído y me han llegado, agradezco que existan artistas como él. Felices 76 años, Bob Dylan. Felices 76 veces en que tu talento encandiló al sol.