Por Sebastián Allende.

Es difícil pensar que una banda que suene tan jovial como Millencolin este ad portas de cumplir 25 años de vida. Nikola Sarcevic en el bajo y la voz principal, Erik Ohlsson en la guitarra, Mathias Färm también en guitarra y el baterista Fredrik Larzon, dan vida a esta agrupación sueca que con los años se ha transformado en uno de los referentes del skate punk o como muchos llamamos, hardcore melódico.

Suecia es un territorio que habitualmente es conocido, a nivel mundial, por el pop de Abba y por una fuerte escena de Death Metal que domina el espectro sonoro de la tierra de estos escandinavos. Fue en 1992, en la fría Örebro (ciudad que tiene la particularidad de que en los inviernos la temperatura llega a -20°C) en donde estos cuatro muchachos dieron vida a este combo que se veía y sonaba como si fueran una banda de California, lo que les permitió darse a conocer de forma inmediata.

1994 fue el año escogido para el debut discográfico de Millencolin. Tiny Tunes (también conocido como Same Old Tunes por su reedición de 1998) fue publicado bajo la discográfica Burning Heart Records, compañía que se transformaría con los años en un gran apoyo para la escena de punk sueco, al punto de ser un constante colaborador de la reconocida casa discográfica californiana Epitaph Records, unos verdaderos estandartes del estilo a nivel global.

El segundo lanzamiento de la banda se produciría al año posterior. Life on a Plate sería la placa que comenzaría a cimentar el éxito de Millencolin con canciones como “Bullion”, “Olympic” y por sobre todo “Move Your Car”, que elevarían su popularidad de forma nunca antes vista, lo que les valdría el reconocimiento general, llevándolos a participar en numerosos tours en Europa.

Con una carrera en constante alza, en agosto de 1997, lanzan Four Monkeys. Más de 30 minutos de punk rock separados en 12 canciones de las que destacan “Randon I Am”, “Lozin Must” y “Boring Planet”, por nombrar algunas. Este lanzamiento nos presenta una banda con un sonido más consistente y equilibrado, como si presintieran que estaban en proceso de alcanzar una madurez creativa que podríamos apreciar con su próximo lanzamiento.

Los Westbweach Studios en Hollywood, California, serían la locación ideal para dar vida a uno de los mejores álbumes (si no es el mejor) de la banda, Pennybridge Pioneers. Editado durante el año 2000, con 14 canciones que fueron producidas, ni más ni menos que por Brett Gurewitz, guitarrista de Bad Religión y amo y señor de Epitaph Records. Este “discazo” (no podríamos denominarlo de otra forma) parte en gran forma con una verdadera obra de punk rock a la vena como lo es “No Cigar”, para dar pie posteriormente a verdaderos clásicos del estilo como “Fox”, “Material Boy” y el hit “Penguins & Polarbears”. Es tan importante este disco para la banda que durante el año 2000 se embarcaron en una gira para celebrar los 10 años de vida de esta placa, la que hizo recalar a la banda por tercera ocasión en nuestro país en un inolvidable show donde revisaron gran parte de este icónico material.

El siguiente paso en la carrera de Millencolin no sería menor. Ya como habituales invitados a grandes festivales, cabezas de cartel en el conocido Pared Tour en EE.UU. y ocupando un puesto de honor dentro de las bandas afines al estilo, lanzarían dos años después Home From Home, disco que los volvería a poner en la palestra pública y que, además, llamaría notablemente la atención con un sonido cercano a una veta más rockera que al hardcore melódico de sus inicios. “Man Or Mouse” daría el inicio a este álbum. “Kemp” y “Battery Check” serían los siguientes sencillos elegidos dentro de un gran disco que vendría a confirmar el gran nivel creativo de los oriundos de Örebro.

Con los lanzamientos de Kingdown (2005) y Machine 15 (2008) nos seguirían entregando la regularidad acostumbrada por parte de estos muchachos amantes de la cultura asociada a las tablas de skate y las zapatillas Vans.

Cuando ya pensábamos que no tendríamos noticias de estos suecos, el año 2015 nos sorprenden con lo que fue un verdadero regreso a sus raíces con True Brew. Disco que los tiene embarcados en una nueva y potente gira que los traerá a nuestro país nuevamente, presentándose el 3 de octubre en el Teatro Cariola. Un verdadero reencuentro con su sonido clásico y sus fans, tal como lo indicaba Nikola Sarcevic al momento de la edición de su último LP: “Si los otros álbumes iban más lejos de donde una vez fuimos, este está cavando más profundo, a la derecha, en el núcleo de la clase de punk rock que nosotros comenzamos.”

A no perderse este gran show que será la oportunidad perfecta para reencontrarse con ese sonido que no envejece y que nos sigue invitando a ser jóvenes por siempre.

Entradas:
Cancha: $25.000
Platea: $25.000
Dia del show $30.000
Palco: $30.000

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