Yorka en Sala SCD Vespucio: La dulce independencia del pop
24 de agosto 2017.

Por Rodrigo Guzmán.
Fotografías por María Loreto Plaza.

Cuando Brad Pitt se contactó con Michael Haneke para que este lo dirigiera en una película con un guión preestablecido, al director austriaco no le quedó otra que declinar la invitación, porque él, en sus propias palabras, no era sólo un director, sino un autor, es decir, un artista que escribe y dirige sus propios credos y obsesiones. Eso es convicción, honestidad e independencia. Y dicha actitud se replica cada día más en el medio musical chileno. Hay rock y pop independiente, y si de pop independiente se trata, el actual dúo Yorka parece ser un buen ejemplo de ello. Con dos álbumes de larga duración bajo el brazo, el conjunto santiaguino se presentó en la sala SCD de Vespucio para presentar en sociedad su último single y videoclip, Y bailamos tanto.

Una vez proyectado el cuidado videoclip en un telón al fondo del escenario, era el momento para ver en acción a las hermanas Pastenes, sin embargo, se nos ofreció antes un interesante appetizer directamente desde las costas de la quinta región. Mora Lucay, fueron los encargados de entibiar el ambiente con sus melodías y, en definitiva, lograron eso y algo más, pues tras la interpretación de cortes de su álbum debut 100 mg y de una nueva producción en camino, el entorno quedó preparado para lo que venía.

Mucho “ojo” con Mora Lucay, que comenzó ayer mismo una gira nacional, pues sólo con la interpretación de tracks como “Sola con el mar”, “100 mg” o la versión algo tropical de “Sólo importas tú”, basta para deleitarse con un sonido que evoca al océano y a las mañanas brumosas de la costa con la suavidad vocal de Natalia Vásquez y las cuerdas ambientales de Marcelo Guzmán, complementados por una sección rítmica en la cual Roberto Lillo desempeña un trabajo prominente desde los tambores.

Ya a las 21:15 horas, Yorka iniciaba su presentación con un tema inédito extraído de su próximo disco, haciendo las veces de intro, secundado por uno de sus sencillos más populares, “Rinoceronte”, que junto a su característico silbido despertaba a la audiencia, un tanto aletargada tras permanecer sentada por largo rato en las butacas, más apropiadas para el cine, que para un espectáculo musical. Tras la interpretación de “Cursi”, el público volvió a un estado de serenidad, propiciado por el trenzado vocal preciso entre las voces de las hermanas, cuyo trabajo armónico resalta notablemente la dulzura de las mismas.

Si las armonías vocales son una de las tantas características musicales del conjunto santiaguino, parece justo advertir que también estas nos insinúan los sonidos del dúo argentino Perota Chingó, pero también de otros músicos y compositores nacionales tales como Marineros, los disueltos Teleradio Donoso y Javiera Mena. En este sentido, y antes de dar inicio al cuarto tema, Yorka Pastenes se refirió al lugar y al protagonismo que las mujeres han tomado en la escena musical independiente en Chile (y también en el mundo), aprestándose de esta manera a interpretar “Otra era” de Mena, a modo de un prendido homenaje. Sin embargo, también hubo espacio para las versiones desenchufadas, donde guitarra acústica y voz cobraron protagonismo. Fueron los casos de “Cae”, cuyas líneas recuerdan a algunos fragmentos de “Te recuerdo Amanda”, y de “Catemito”, corte extraído de su próximo disco Humo, inspirado en los lejanos parajes de San Bernardo, su lugar de origen. Las apacibles notas de dicho corte evocan a la perfección las palabras de Víctor Hugo, para quien la melancolía era la felicidad de estar triste.

Con todo queda decir que Yorka, como la mayoría de los conjuntos, tienen un anverso y un reverso. De este modo, si dentro de su repertorio es posible encontrar canciones más bien nostálgicas, también las hay aquellas más vitales y lúdicas. Tal es el caso de “Algo”, “Evidente” y el sencillo que convocó la velada, “Y bailamos tanto”, todas ejecutadas de manera impecable en el último cuarto de hora de la noche. Asimismo, este matiz lúdico también se pudo observar en las personalidades mismas de ellas y en su interacción constante y distendida con la audiencia. De este modo, Yorka y Daniela Pastenes, hicieron gala de un chispeante sentido del humor que hizo la velada aún más amena, provocando más de alguna sonrisa entre los asistentes.

A modo de cierre, cabe decir que, tras un trabajo constante y una correcta presentación en vivo, el conjunto comienza a posicionarse como una banda de pop romántico y juvenil con tintes propios, que cuida y explota su independencia creativa y musical. De esta manera, y de seguir grabando y tocando con el profesionalismo actual, el futuro para Yorka se viene muy promisorio.

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