Teatro Nescafé ovacionó presentación de The Robert Glasper Experiment
22 de agosto 2016.

Por Bernardita Ovalle.
Fotografías por Álvaro Gauna.

Es un poco más de las 21 horas y un Teatro Nescafé de las Artes casi en su máxima ocupación. Los asistentes están expectantes ya que saben de antemano que lo que están próximos a escuchar será un deleite para sus oídos. Apenas aparecen sobre el escenario los músicos, el público se viene abajo con aplausos. Se trata de The Robert Glasper Experiment, el proyecto que conforma -además del pianista- el baterista Mark Colenburg, el bajista Derrick Hodge y Casey Benjamin, a cargo del saxo, vocoder y voz.

Comienza la noche con “Big Girl Body” del álbum “Black Radio 2” y el público se comienza a sumergir en cada nota musical que emana de los instrumentos, público en su mayoría compuesto por jóvenes, lo que es poco usual dentro del jazz. Pero esa es la gracia de Glasper: logra reinventar este género mezclándolo con hip hop, R&B y soul, creando un sonido lúdico y poco convencional. Quizás los más puristas de este ritmo lo ven como un extraño y un provocador del tradicionalismo, pero lo cierto es que es innegable su capacidad para innovar y proponer un estilo precursor.

Glasper es hoy considerado el pianista norteamericano más destacado e influyente de la escena del jazz y verlo en vivo lo confirma. Sobre el escenario los cuatro músicos logran una complicidad y una solidez en el jazz experimental que los hacen merecedores de los halagos que han recibido por parte de las críticas, que ya lo han premiado con dos Grammys.

Durante toda la noche la tónica fue la improvisación: y es que de eso se trata el jazz, de enfocarse en la interpretación por sobre la composición. No hubo lugar para estructuras rígidas, lo que dio paso a la creación de sonidos tan envolventes y con mezclas tan bien logradas que demuestran que el jazz sí puede ser la base de creación de muchos sonidos y ritmos nuevos.

Y eso es lo que convierte a Glasper en un vanguardista y quizás hasta pionero del género gracias a su tan amplia gama musical. Por un lado podría considerarse como la imagen viva de la leyenda Miles Davis- una de las figuras más influyentes en la historia del jazz- ya que acaba de lanzar hace unos meses “Everything is Beautiful”, disco basado en grabaciones originales de este artista mezcladas con arreglos y voces propios de él. Además, participó en la banda sonora de “Miles Ahead”, cinta biográfica del fallecido Davis, para lo que tuvo acceso a sus grabaciones exclusivas y así reconstruir algunos temas según su mirada musical.

Y por otro lado se ha aventurado, desde su disco “In My Element”, de 2007, a realizar mezclas principalmente con hip hop, para luego en sus discos “Black Radio” (2012) y “Black Radio 2” contar con colaboraciones tan variadas como Norah Jones, Snoop Dogg, Mos Def y Erykah Badu.

Su forma de experimentar en la música convierte a Glasper, junto a todo el proyecto experimental, en dueño de un estilo tan particular que se aleja de los cánones del tradicional jazz, pero que al mismo tiempo rescata la base de este género y crea un “híbrido de soul, hip hop y jazz”, como ha dicho en palabras propias.

Y esta mezcla es la que interpretaron anoche sobre el escenario: comenzaron con temas de jazz más tradicional, para finalizar realizando mezclas que dejaron a todos atónitos, junto a propuestas tan atrevidas como un cover del tema de Nirvana “Smells Like Teen Spirit” y un jugueteo con “Hotline Bling”, del rapero Drake. Un show que el público no paró de aclamar en todo momento y el que no quedó satisfecho con la última canción, haciendo volver a los músicos al escenario y seguir tocando unos 15 minutos más para finalmente ovacionar de pie, con gritos y aplausos, la sublime y enérgica presentación.

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