“It’s Never Over, Jeff Buckley” en Festival In-Edit Chile 2025: La emocional historia de un mito

Por Ignacia Gutiérrez.

Si algo domina Amy Berg es la habilidad de extraer el lado más profundo y personal de aquellas estrellas del mundo de la música que tanto adoramos. Lo hizo con Janis Joplin y hoy lo repite con Jeff Buckley, en el primer retrato inédito y autorizado de aquel músico que marcó la historia sin llegar a ser completamente consciente de su impacto. En esta producción, recién estrenada en el festival In-Edit y galardonada en instancias internacionales, vemos cómo Buckley enfrentó desde pequeño una vida turbulenta, marcada por el abandono de su padre y la posterior muerte de su progenitor. El film aborda las dificultades de la crianza unipersonal por parte de su madre y su profundo acercamiento a la música, impulsado por el amor.

Con un estilo que evoca una mezcla de Nina Simone y Robert Plant, pero con tonos celestiales (tal como lo ilustró en su versión de “Hallelujah”), Jeff comenzó a forjar una de las mejores voces de la historia musical: impresionante, elevada y virtuosa, que mezcló influencias del soul, el jazz y el folk. El documental nos muestra a Jeff en los clubes donde trabajaba y comenzó a cantar, en estudios de grabación, en su departamento y en grandes festivales. En paralelo, nos narran las diferentes etapas de su vida su madre, Mary Gilbert, y Rebecca, quien fue su gran amor. Estas voces se complementan con videos y entrevistas inéditas. En una de ellas, por ejemplo, se le pregunta a Buckley cuáles son sus influencias, a lo que él responde: “el amor, la ira, la depresión, la alegría… y Zeppelin”.

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Tim Buckley, su padre, fue un músico reconocido que le legó a Jeff su talento, del que pudo ser parte solo una vez antes de fallecer de una sobredosis. Por su parte, Mary Gilbert, madre y coproductora de la película, recuerda las primeras veces que escuchó cantar a Jeff, completamente absorto por la música. Con tan solo 24 años, él aceptó actuar en un homenaje musical a su padre en la iglesia de Santa Ana en Brooklyn. Luego de separarse de Rebecca, terminar una gira por Europa y Estados Unidos, y vivir un par de amoríos, se mudó a una cabaña antigua en Memphis. Allí, una mañana de tormenta, se ahogó en el río Wolf, con tan solo 30 años.

El documental pone el foco en sus turbulencias personales, su infancia, sus inicios en la música y el camino que recorrió el hermoso cantante que admiramos como un dios, con su rebeldía, su belleza inigualable y su talento. Cuando el film se proyectó por primera vez, una reseña en la revista Variety desafiaba a las personas a no enamorarse del artista. Es un desafío imposible de cumplir: la cinta pone los pelos de punta desde los primeros minutos y resulta difícil contener la emoción y el llanto. Años después de su muerte, y sin haber sido testigo del impacto que tuvo “Grace” en el mundo, la voz de Jeff Buckley sigue llegando a oídos y corazones.