“Para Vivir: El Implacable Tiempo de Pablo Milanés” en Festival In-Edit Chile 2025: Mucho más que una semblanza

Por Francisca Neira.

Hay músicos a los que es fácil conocer a través de su obra. Sus letras y melodías les exponen de manera tan transparente que intuir sus historias resulta casi natural. Hay otros, en cambio, que parecen ser un libro abierto, pero que resultan ser mucho más de lo evidente. Es la sensación que deja el documental “Para Vivir: El implacable Tiempo de Pablo Milanés” traído a Chile como parte de la cartelera de In-Edit 2025 y dirigido por Fabien Pisani, uno de los 9 hijos del cantautor cubano que nos muestra una conversación íntima con su padre en tiempos cercanos a sus últimos días de vida.

El principal hilo conductor de la película es simple, nos cuenta la historia de vida de Milanés, desde su niñez en la pobreza hasta la devoción de su madre que, desde que él era muy pequeño, tomó las decisiones necesarias para convertirlo en un artista. Luego, sus inicios en el mundo de los escenarios, sus primeras presentaciones, sus amores, sus hijos, sus amistades y, tristemente, sus enfermedades y la lejanía de su tierra natal. Las voces de las mujeres que fueron sus esposas van construyendo el relato de un hombre apasionado, leal y movilizado por el amor y la familia. El amor fraterno, ese que a veces parece ausente en nuestros tiempos, permitió el contacto permanente de Pablo con ellas y fue el cimiento de una gran familia de 9 hijos. A todos ellos y, sobre todo, a todas ellas, les cantó.

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Al mismo tiempo, el relato de amigos y colegas (Silvio Rodríguez, Fito Páez, Joaquín Sabina, entre otros), dibujan la figura de un cantautor sensible no solo a sus experiencias personales sino también a las colectivas porque Pablo Milanés fue uno de los fundadores de la Nueva Trova Cubana y su influencia trascendió los ribetes de la isla. No obstante, y aquí es donde en el documental se complejiza, pese a considerarse a sí mismo un revolucionario y de apoyar ideológicamente ese movimiento, Milanés fue engañado, apresado por el régimen y llevado a un campo de trabajos forzados, lo que no aminoró sus convicciones políticas ni el apoyo al ideario revolucionario, pero sí alimentó una mirada crítica de la ejecución de las políticas en su Cuba natal, discurso que también se vislumbra en los relatos de varios compatriotas en el filme.

Y como si todo eso fuera poco, una tercera línea narrativa se enfoca en la necesidad del cubano de retornar a la isla desde Madrid, lugar en el que vivió sus últimos años debido a la ausencia del tratamiento en su país de origen que su salud necesitaba. “Mango y mamey” dice Pablo que es lo único que se necesita para ser feliz, anhelando el retorno y, de alguna manera, la redención y el reencuentro. Así, el documental se convierte no solo en un homenaje de un hijo a su padre ni tampoco solamente en una semblanza del cantautor, sino que gira hacia intrincada red de conexiones culturales, identitarias, ideológicas, sentimentales e históricas que no parecen ser tan conocidas ni volverse tan evidentes al escuchar la música de Milanés.

Sorpresa, quizá, sería la sensación que predomina al salir de la sala. Pese al amplio reconocimiento que el cantautor ha recibido en toda Latinoamérica, muchas cosas quedan aún por conocer de él, pero sobre todo, que entender de la complejidad de su arte que es lo que lo llevó a trascender más allá de su presencia física a través de su legado.